Hielo

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Después de estar horas remoloneando en la cama, me levanto y voy al baño. Me lavo los ojos con la mano izquierda porque es la única manera y ahora que veo, observo los cristales de hielo que brotan de mi piel en el espejo.

Esos cristales que me hacen diferente y hacen que el mundo me excluya, que me tenga miedo, que se cambien de acera al verme y que me odien. Pero eso ultimo ya me da igual yo también les odio, aunque debo admitir que no siempre fue así.

A mi antes me encantaba la gente, la admiraba y siempre quise que me admiraran ellos a mí, siempre soñé con el momento en el que te acercas a una persona y sabes que vas a estar con ella para siempre, pero eso nunca pasó porque por lo visto el mundo siempre me odió.

Era una persona sensible, casi demasiado diría yo, me pasaba las noches de insomnio ahogado en una almohada llena de lágrimas y al final, como todo ser humano me harté.

Decidí no volver a llorar nunca por nadie, porque no se lo merecían, porque pensé que yo valía más que eso. Ay, pobre iluso de mí, si solo me hubiera dado cuenta de que lo que necesitaba era ayuda y no palabras de orgullo sacadas de nosedonde quizás ahora no estaría así.

Me volví frío y cortante como el hielo, no quería saber nada de nadie y no quería que nadie supiera nada de mí. Dejé de llorar, eso es cierto, pero también dejé de amar y de sentir la belleza que aunque sé que no siempre la vemos, está ahí.

No sé cuando me di cuenta, el caso es que lo hice, de repente supe que mis lágrimas ya no brotaban porque se habían congelado, ¡y entonces me pareció bien! porque sentí que ya nada me podía hacer daño, pero yo solo necesitaba un abrazo que fundiera mi hielo y me hiciera volver a sentir.

A pasar de todo, jamás perdí la esperanza porque en el fondo lo ansiaba, pero me convencí a mi mismo de que tenía miedo a encontrar esa persona que me abrazará y me alejé aún más que antes.

¿Sabes lo que pasa cuando no lloras? Las lágrimas sirven para aliviar el dolor, pero en ese momento me parecía una función completamente inútil, que al contrarió siempre me provoco dolor. Cuando no lloras el dolor crece y crece y eso yo no lo supe hasta que no pude llorar.

Pensé que estaría mejor, pero ahora tenía ganas de llorar constantemente y ya no podía hacerlo, fue entonces cuando eso me rompió. Mis emociones explotaron y el hielo tuvo que protegerme, porque para eso servía mi hielo. Así sustituyendo mi piel, mi cuerpo se lleno de puntiagudos cristales de hielo que impiden que nadie se acerque a mí.

Ahora soy un erizo y necesito a alguien que me dé calor para no morir, pero si me acerco a él, lo mataré. Ahora solo llegará el momento en que me rompa entero y me acabe convirtiendo en un bloque de hielo, porque ahora es demasiado tarde para pedir ayuda.

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Para hacer este relato me inspiré en la imagen, una preciosa obra creada por
https://twitter.com/Sappy_Alien
http://sappyalien.deviantart.com

Quería decir, que es el punto de vista de una persona que lo pasa mal, pero NUNCA es tarde para pedir ayuda.

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