Have a nice day

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Estaba escuchando música en el bus. Era mi lista de reproducción favorita, se llamaba "Rock Español", aunque competía con la estación de radio del camión, aquella que olvidó avanzar en el tiempo a partir de los 90s. Cuando la canción de la estación era buena, pausaba la música de mi celular para escucharla. Esto sucedía a menudo. Hasta aquí era un día normal.

Fue entonces cuando sucedió. Llegamos a algún lugar que desconozco, porque la verdad nunca me importó, pero en ese lugar subía una enorme cantidad de gente. Entre todos ellos había alguien que destacaba. Era una chica, naturalmente. Cualquiera diría por lógica que fue solo atracción sexual, o el inevitable repudio a la soledad. Pero no era así. En mi mente no se visualizaba el acto sexual... bueno, sí... pero no era por la atracción sexual.

Cuando subió al camión y la vi, me centré en admirar lentamente cada detalle que pude observar de ella. Era una chica baja, calculo que me llegaría al pecho. Era linda, con unos grandes ojos resaltados por sus enormes cejas y pestañas, una nariz redonda, y un par de labios delgados. Cuando sonreía te deslumbraba. Vestía unos Converse negros, un ajustado short que le llegaba un palmo arriba de las rodillas, y traía amarrada a la cintura una gran sudadera negra. El largo cabello suelto, cuidadosamente desenredado, caía sobre su espalda, revelando la delicadeza de su cuello, hombros y clavículas. Traía una blusa negra sin mangas con aquel rayón de "Have a nice day", y en la espalda, algo que noté hasta que pasó todo su cabello al frente, había cortado limpiamente los agujeros que suelen tener los cráneos, mostrando así la mayoría de su espalda delgada y perfecta, con una cintura muy marcada. Y aunque traía audífonos, se los había quitado para cantar las canciones de la radio. La veía absorto, cuidando que no notara que la miraba. Entonces hubo un momento en el que estábamos ella y yo, solos, tomados de las manos, caminando en un amplio campo rodeado de frondosos árboles. Trotábamos sonriendo hacia el horizonte, hasta llegar al borde del campo, en un abismo infinito, mirando cómo el sol se ponía. Luego nos abrazábamos, mientras yo metía mis dedos en su cabello y los liberaba a la altura de su cintura, que era hasta donde le llegaba. Así durante largos segundos. Luego, desnudos, empezábamos a besarnos, despacio, comiéndonos el tiempo, recorriendo nuestros cuerpos con las yemas de los dedos, las palmas de las manos, y los labios. Habiendo conocido ya cada milímetro de su cuerpo, que ciego podría recordarlo con exactitud, empezaba a besar sus piernas hasta llegar a aquél punto intermedio, y empezar a lamer, a tocar, a hacerla gemir, mientras arqueaba su espalda húmeda de sudor. Después abría sus piernas mientras ella me miraba estirando los brazos hacia mí, y entonces la penetraba, con dulzura, andante, a la par que la felicidad estimulaba nuestros sentidos, la humedad de nuestros cuerpos, y la de nuestros ojos. Y al final ella y yo mirándonos, desnudos, agotados, complacidos, extasiados y felices. En este punto lamentaba no ser autótrofo, lamentaba el depender de aminoácidos esenciales, pues de no ser así podría permanecer en esa posición, en ese momento por el resto de mis días, paralizado por el éxtasis.

Se acercaba poco a poco, en lo que la gente llegaba a su destino y liberaba el espacio del camión. ¿Pero qué podía hacer yo? ¿Acercarme y decirle cuán hermosa era, cuál había sido el impacto en mis emociones de solo verla, y cuánto lamentaba no conocerla? ¿Acercarme a ella y decirle que deseaba permanecer el resto de mi vida con ella, que deseaba su entera felicidad a mi lado hasta el fin de los tiempos, que deseaba hacerle el amor hasta el cansancio? No. Esto no funciona en la vida real. El mundo real funciona a base de procesos lógicos. Si le decía esto ella iba a pensar que era un simple sujeto más que quería tener sexo con ella. Pero es que tampoco podía acercarme y decirle "Hey, tengo unas ganas de apagar mis sentidos para que el recuerdo de tu cuerpo se quede impreso en mis labios, y luego penetrarte una y otra vez." Eso tampoco funciona. Ni ser sutil, ni ser rudo. Y aunque me acercara a decir el más pequeño cumplido, aunque me acercara a decirle que era linda, aunque me acercara a decirle que sus gustos musicales eran maravillosos, aunque me acercara a decirle que tuviese un buen día o aunque siquiera le sonriera, había una gran posibilidad de que el resultado fuese desastroso y demasiado cruel para mí.

Estaba en una situación tan lamentable que sentía que, contrario a ciertos autores, el destino había conspirado para que yo no pudiese tener de ella más que el recuerdo. Y por más que imaginaba las posibilidades de conocerla, y por más que planeaba una estrategia, todas terminaban en fracaso y desaprobación. Vaya mierda.

Pero a pesar de todos mis pensamientos, de todas mis divagaciones, de todas las emociones que buscaban violentamente exteriorizarse, a pesar de cada escena en la que le entregaba mi esencia, mis sentimientos, mi existencia, mi ente y mi ser, a pesar de todo y de cuán seguro estaba y sigo estando de que lo que sentí al verla ha sido lo más puro y sincero que he sentido en mi vida, a pesar de todo, no fue más que atracción sexual y el inevitable repudio a la soledad.

Have a nice dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora