Estaba en mi habitación, durmiendo en la cama. Toda la casa estaba en silencio y se veía la luz del pasillo que habían dejado encendida.
Estaba sudando. Hacía mucho calor esa noche, era pleno verano. Apoyándome en mis manos me levante dispuesto a ir por un vaso de agua y la vi.
Una pequeña araña, no mas grande que una canica al lado de mi cama viéndome y observándome. Agarre una chancla y la maté.
Cuando estaba por levantarme vi otra araña un poco mas grande apoyada al borde opuesto de la cama, tenía una patas largas y finas, tan delicadas como sus telas de arañas. Su color gris claro contrastaba con una pequeña línea amarilla a lo largo de su torso y esos seis ojos grandes y negros que lo observaban todo.No le di mucha importancia. La iba a matar al volver de la cocina. La observe mientras movía la colcha. Pensaba que si dejaba de verla iba a desaparecer en las sabanas y que mientras dormía se iba a meter por mi boca eh incubar huevos dentro.
Y luego de unas semanas me iban a empezar a salir pequeñas arañas por la boca…. Con solo pensarlo mi estómago se removía.
Si, era demasiada imaginación, pero eran por las películas de terror y cada vez que me iba a dormir intentaba respirar con la nariz ya que si respiraba por la boca algún bicho podría entrar pero por la nariz no. Por mi espalda subió un escalofrió que me dejo paralizado unos segundos.La veía, observándome. Quieta como si estuviera esperando algo, una señal, algo.
Al restregarme los ojos para sacarme las lagañas vi que levanto dos de sus patas eh hizo una seña y poco a poco comenzó a acercase.
Yo tenía la chancla en mano para matarla.
Cuando levante la chancla vi que había otras dos arañas colgando del techo. Tambien pequeñas pero con unas patas tan largas y finas que lo unico que deseaba era salir de alli como fuese.- ¡¡¡Mama!!!- nadie contestó. –¡!!hay arañas aquí!!!- siguió todo en silencio.
Acurrucado al respaldo de mi cama levanté la mirada, había mas arañas en el borde de ella. Derrepente estaba rodeado de arañas.
- ¡¡¡MAMA!!!. ¡¡¡PAPA!!!- grite con todas mis fuerzas. Seguían sin venir.
Me meti bajo las sabanas, bajo ese escudo que me proyejería de lo que fuera. No habia pasado ni un minuto desde que comenzo esto. Pero mi corazón estaba lleno de pánico y miedo.
Al levantar las sabanas lo pero me esperaba.
MILES, repito, MILES de arañas subían del suelo, por el bordillo por las sabanas, había en el techo en el respaldo de la cama.Arañas pequeñas de patas largas, grandes y peludas, arañas saltarinas, negras y rojas, y grises todas con sus ojos mirándome y subiendo con rapidez y se acercaban cada vez mas rápido.
- AHHHHHH- gritaba –AHHHHH- nadie parecía escucharme, venir a rescatarme.Me alcanzaron y comence a sentirlas Sentía sus pequeñas patas. Miles de ella tocándome los pies, peludas y pegajosas algunas siguiendo su camino otras mordiendo con sus dientes, yo desesperado movía los pies para que desaparecieran pero nada servia. Mientras tanto el dolor de su veneno me invadía.
Y ellas seguían subiendo.
Había arañas de todo tipo, una que subía por mi mano que era imponente; su tamaño que era casi el de mi mano, sus largos colmillos de color rojizo pardo, dos ojos grandes frontales negros como la noche y dos a cada lado menores color marrón.
Imagínense. La cama hace unos momentos vacia estaba llena de pequeñas criaturas que se movían para todas partes, algunas peludas y pegajosas que cada paso se sentía en tu piel y otras tan lisas y negras que solo sentías pequeños dolores punzantes en donde te tocaban.
Todas con colmillos, largos y blancos, pequeños y rojizos, algunos verdes por la viscosidad que expulsaba su boca y todas mirándome para comerme. Todas dirigiéndose hacia a mi.Ya estaban en mi pecho y en mis manos no podia mas, cuando la veo sobre mi.
Una viuda negra, o eso creía, pero esta parecía ser el triple, no, veinte veces mas grande era gigante. Estaba agarrada del techo con todas sus patas extendidas gruesas y negras terminabando en finas y amenazadoras garras.La araña de un color negro brillante no paraba de mirarme , esperando, las demas seguian pero yo no las sentia, solo me preocupaba ella, que iba a hacerme, veia su colmillos, ese líquido, viscoso y verde que se caída por todas partes. Su cara ovalada toda negra y esa cola que no dejabab de moverese haciendo un ruido de cascabel que me transpasaba los oidos fino y penetrante.
Estaba inmovilizado, mi cuerpo ya no me respondia.Su boca se abrio y un grito ahogado salio de ella. Se despego de un salto del techo y se dejo caer sobre mí, con ese reloj rojo que marcaba lo que me quedaba.
Sabia que iba a morir y de una forma asquerosa y con mucho dolor.
Pero cuando la viuda negra salto y veia como me alcanzaba todo desapareció en una espesa bruma negra. Yo seguía sintiendo el hormigueo en mis pies, en mi cuerpo en todas partes, pero estaba agradecido que no estuviera mas allí.