Dedicado a
Me detuve en la entrada de un polideportivo tomándome las rodillas y doblándome un poco para descansar unos segundos. Cuando el pecho dejó de arderme, me enderecé, compré un helado de chocolate con el sencillo que tenía en mis jeans y me senté al pié del primer árbol frondoso alejado de las personas que vi.
Como si el helado tuviese la culpa, empecé a comerlo— más bien devorarlo— sin piedad alguna. Creo que pasaron menos de dos minutos cuando la existencia del pobre e indefenso helado de chocolate había quedado en la historia.
— ¡Woow! se nota que estas molesta.
Esa voz...
Subo la mirada para corroborar que conozco esa voz y efectivamente lo hago.
— ¡OSCAR! —Ajito las manos con emoción y lo abrazo fuertemente.
— Para tu tren, niña— corresponde mi abrazo y me da un beso en la frente.
— ¡¿Que pare mi tren?! ¡¿Sabes cuánto tiempo tengo sin verte?! Seis meses, Oscar. SEIS MESES.
— ¿Y? deberías estar acostumbrada.
— Pues no, aun no me acostumbro. ¿Qué haces en esta ciudad?
— Cuando todo el mundo sale de bachillerato, venimos a estudiar para acá por ser la ciudad más cercana y...
— Eso lo sé— pongo los ojos en blanco— pero me refiero... ¿Cuándo comenzaste a estudiar?
— Pues...— se rasca la nuca— en septiembre, mujer. Cuando la gente normal empieza.
— Ya deja tu sarcasmo—junto las cejas para mostrarle que está empezando a molestarme su actitud burlona—. Sabes que no me gusta.
— Está bien, está bien. Ahora cuéntame... — Se sienta justo donde yo estaba— ¿Por qué estas enojada?
— Por nada—miento.
— ¿Ah sí? —alza una ceja— ¿Y por qué tienes la cara roja, los ojos casi verdes, estas debajo de un árbol sin un libro y masacraste al pobre helado en menos de un segundo?
Río hasta que ya no puedo respirar.
—Cuanto me conoces...
— Deja de dar tantos rodeos y cuéntame de una vez por todas que es lo que está pasando.
Suelto un suspiro de resignación y comienzo a contarle todo...
— Cuando fuimos a visitar a mi familia, arreglé las cosas con mi papá, o eso pensaba. Quedamos en que yo volvería a vivir en la casa porque no le parecía correcto que siguiera viviendo con Sebastián así nada más. Llegamos a la casa y esperé hasta el último momento para contarle esa parte de la historia a Sebas porque sentía que no le iba a gustar que me fuera. Pero resulta que cuando le planteo la sugerencia de mi papá, él se pone totalmente de acuerdo con la idea. A mí me extrañó, obviamente, pero luego él me dio sus razones y aun sin estar convencida del todo, lo entendí pero preferí seguir viviendo en su casa. Entonces estábamos hablando hoy de eso con Janny y su novio, y Sebas me alzó la voz y me dijo que no tenía que tenerle rencor por el resto de la vida y que lo superara de una vez, que por no hacer caso es que las cosas no funcionaban. Luego me dijo que por no querer vivir en mi casa es que tenía esos problemas con mi papá y entonces yo entendí que no me quería allí y por ende decidí salir de ese lugar literalmente corriendo. Y bueno, aquí estoy, hablando contigo.
— Bueno, Amanda... Creo que tu novio ya se aburrió de ti. Es lo que pasa cuando una relación se mueve apresuradamente, alguno de los dos se empalaga y exige su espacio. No puedes culparlo por haber sido el primero en sentirse saturado, en cualquier momento tú también lo hubieras hecho.
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No soy suficiente
Teen FictionAmanda tiene 19 años, es una chica que parece segura de si misma, pero la verdad es que, a raíz de los constantes "no sirves para nada" de su padre, se ha creado una imagen de insuficiencia en ella misma. Amanda nunca había tenido un novio, hasta q...