:Bueno, como prometí aqui está el nuevo cap de buscando ángeles, no me matéis que no me voy a cargar la trama, es que me gustar darle nuevos giros a la historia:
“No te enamores de él.”
Las frías paredes de aquel castillo acabarían congelando lo que quedaba de mi persona, y en el fondo era gracioso, porque estaba allí prácticamente encerrada a escasos pasos de un demonio y sus secuaces, y me preocupaba de mi menor problema, el frío de las paredes. Pero en el fondo yo siempre he sido así, descuidada, olvidadiza, inmadura quizás. En realidad en ese momento me sentía bien conmigo misma, había hecho lo que debía, había salvado a Chrsitian de mi propia madre y ahora estaba a salvo con mi mejor amigo, Paul, con el cuál, estoy segura de que estará bien. Paul siempre ha sido un chico atento y amable con todo el mundo, a pesar de que hay gente a la que no soporta.
-¿Cariño?-oí decir a mi madre con esa voz suya tan peculiar, se acercó a los barrotes de la celda en la que me había encerrado, a pesar de ser su hija. Yo no le contesté, me limité a mirar en su dirección. –Cariño, ¿te has decidido ya?- ¿Decidirme? ¿Sobre qué tenía que decidirme yo? Seguí con mi silencio.
-¿Quieres o no quieres ser un demonio cariño?-inquirió mi madre mientras habría la celda y entraba. Yo la fulminé con la mirada.
-Primero muerta.-dije sin pensarlo.
-Lo estarás, si eliges ser un demonio. Piénsalo. La vida eterna, todos los hombres que quieras, el placer de la maldad, matar por matar, ver la sangre correr.-Parecía deleitarse con cada palabra que salía de su boca y a mi mientras se me revolvía el estómago.
Volví a mi silencio y ella continuó.
-¿Y si te digo que te voy a contar algo que te va a hacer cambiar de opinión me crees, pequeña?- De repente su pregunta captó mi interés y la miré con atención esperando aquello que iba a contarme. ¿Qué podría hacerme cambiar de opinión?
.
Christian Land POV
Siempre hay un momento en la vida de alguien, varios quizás, en los que hay que plantearse cuán fiel hay que ser a tus principios, momentos en los que hay que plantearse si de verdad vale la pena aquello por lo que luchas, aquello por lo que has llorado, aquello que ha desgarrado tus entrañas…
Claro, claro que los monstruos existen, y claro que hay que tenerles miedo, viven dentro de nosotros, somos nosotros mismos…
Recuerdo todos sus nombres, recuerdo sus historias, recuerdo cada una de esas miradas que herí, cada una de las lágrimas que vi derramadas en mi nombre, duele tanto esto que siento ahora. Ahora ella está ahí sufriendo, ella en mi lugar, ella siendo fiel a aquello que cree correcto, cree que hace bien salvándome a mí, pero se equivoca de una manera increíble.
Soy yo el que merece estar ahí, pasando frío entre las heladas paredes de ese castillo, soy yo el que debe ocupar su lugar, lo merezco por todas mis mentiras, todo el daño que hice, y el daño que probablemente le voy a hacer a ella.
-Perdóname Amanda…-
Perdóname por no ser sincero contigo , por no ser sincero con ellas, con ellos, por no ser sincero con nadie , ni conmigo mismo siquiera, perdóname por ser esto que tanto aborrezco, por partida doble.
-Por partida doble…-reí sin ganas. No me quedaba otra que reirme de mi mismo, probablemente me esté volviendo loco y por eso estoy aquí alternando entre pensamientos en voz alta y pensamientos normales, pero no me importa, la verdad ahora mismo sólo quiero que todo esto acabe, aunque esto acabe en llamas.
Oí unos suaves toques en la puerta de mi habitación, probablemente fuera Paul que venía a ver como estaba.
-Adelante, pasa.-dije alzando un poco la voz. La puerta se abrió lentamente y efectivamente Paul fue el que entró con una bandeja con comida en las manos, se acercaba a mi cama.
-Oh, Paul, tío, no tienes que hacer esto, de verdad.-dije levantándome rápidamente y yendo hacia él para coger la bandeja.
-Tienes que descansar Christian.-dijo Paul mientras accedía a darme la bandeja en la que veía una taza con zumo de melocotón y varias tostadas con mermelada, además de un yogur. Volví a reír y Paul me miró como si estuviera realmente loco.
-¿Qué?- preguntó alzando una ceja. Yo dejé la bandeja sobre mi cama y me acerqué a él.
-¿Por qué lo haces?-pregunté yo en respuesta a su pregunta.
-¿Hacer qué?-
-Esto.-dije yo señalando la bandeja. –Yo ni siquiera te caigo bien Paul.-dije mirándolo fijamente a los ojos. –Lo sé desde el día en que nos conocimos.
-Christian…-dijo él.- No es momento para esto… Amanda es presa de su madre.
-Lo sé.-respondí cortante y seco. –Es por eso que te pregunto, ahora ella no puede oírnos. Sé que me odias Paul, cuando supiste que tendrías que custodiar a Amanda conmigo te arrepentiste de ser ángel.-hice una leve pausa, para luego y clavé sus ojos en los míos.-Quiero saber qué demonios tienes conmigo.- Paul se quedó en silencio, parecía haberse quedado sin aire, lo agarré de los hombros para hacerle reaccionar.
-¡Paul¡-grité, él pareció volver de una dimensión paralela.
-¿Quieres saber por qué te odio Christian?-No me esperaba una palabra tan dura como odio por su parte pero me llegó como un cuchillo al pecho.-¿De verdad quieres saberlo?- Yo no respondí pero él lo tomó como una afirmativa. –Te odio porque estoy harto de cuentos perfectos, de historias felices, estoy harto de que el chico bueno salve a la chica buena y todo acabe bien. Estoy harto de los “felices y perdices”, las cosas en la vida real no son así Christian… Las cosas en la vida real son más duras.- Sus palabras se sintieron como cristales en mi piel, cristales como verdades. Acto seguido y para mi sorpresa, Paul estampó sus labios sobre los míos sin ningún pudor.Sabía que eso estaba mal, sabía lo que tenía que hacer pero tardé unos segundos en reaccionar, los suficientes para darle tiempo a que me mordiera el labio inferior. Respondí a su desfachatez con un puñetazo en la cara.
-Te odio porque nunca podré tenerte.-dijo mientras se iba de la habitación con una mano sobre el recién creado moratón sobre su mejilla.
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Buscando Ángeles- El reino de piedra
Science FictionY entonces, sin quererlo, sin pensarlo siquiera, cambié, renuncié a todo por él. Porque eres lo que eliges ser, no lo que los demás quieren que seas.- Amanda.