El mundo poco a poco perdía parte de su encanto, se vuelve aburrido, monótono. En ocasiones me gustaría escapar de aquí, huir lejos y ver las maravillas que se ocultan en este mundo. Pero claro eso es imposible.
Cierro mi libro con fuerza y miro al frente, impaciente porque el reloj marque la hora de salida y la bendita campana resuene por toda la escuela.
-Bien chicos, recuerden que deben leer el capítulo 12 de su libro, ay... -pobre profesor Zurer, nuestro profesor de literatura, algo torpe para tener 33 años, todos se burlan de él, aunque yo creo que él realmente espera que lo hagan para que confíen en él.
Al terminar las clases tomo mis cosas y me dispongo a salir de las instalaciones, salgo con paso lento y camino hacia mi casa.
Conozco tan bien este camino... he pasado por aquí tantas veces que no necesito prestar demasiada atención, solo dejo que mi cuerpo avancé.
Cuando me pongo a pensar en el que estoy haciendo con mi vida me entristezco un poco, se puede decir que mi vida es algo tan monótono.
-Desearía que las cosas cambiasen... que llegue la emoción a mi vida, no importa con que...
Mis parpados comenzaban a sentirse pesados y mi vista se nublaba poco a poco, dejándome inconsciente sobre mí cama.
Desperté por el sonido de las aves fuera de mi ventana, genial otro día perdido, me siento sobre mí cama y miro el despertador, -con que las seis ah... Tengo tiempo.
Camino hasta el baño para tomar una ducha con agua fría, al terminar me envuelvo en una toalla y tomo mi mochila sacando mi libreta con apuntes. –De acuerdo, capítulo doce... El siglo de oro. Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo... Ah... –suspiro –Conozco a los más importantes...
Cierro mi libreta y me dispongo a vestirme para irme a la escuela, me pongo mis jeans oscuros que hacen juego con mi gorro, blusa ligera y una sudadera a cuadros junto a mis habituales tenis. Listo. Soy una chica especial. Tomo mi mochila y bajo viendo un pequeño plato con mi desayuno.
"Cariño, no olvides desayunar, es la comida más importante del día. Te hice el almuerzo para la escuela. Besos mamá"
Claro... había olvidado a mamá y sus ideas de salud. Como un poco y bebo leche directo de la botella y salgo de casa camino a la escuela.
Llego a la escuela y me siento en mi lugar de siempre, como dije, mi vida es monótona, lo mismo de siempre, levantarse, bla bla bla, ir a clases, participar en clases, más bla bla bla, terminar el día en la escuela, de nuevo más bla bla bla, regresar a casa y hacer deberes para acabar con otro bla.
A cuarta hora llego un mensaje para todos diciendo que las clases se suspendían sin decir motivos, claro que para el resto de mis compañeros era la cosa más genial, claro para mí también lo era, pero no impedía que me preguntará el porqué.
Caminando de regreso decidí ir a dar un paseo al "callejón de las curiosidades". Una pequeña invención de la ciudad donde vivo, donde hay una gran cantidad de tiendas, algunas de ellas con muchas antigüedades, otras artículos mágicos o encantados, inclusive hay una adivina. Este lugar para mí es algo divertido y fascinante con todas sus locuras y demás.
Paseando por los lugares note que una vieja mujer me seguía, cuando me giraba ella fingía que miraba otra cosa, esto era raro... Apresuré el paso ya decidida a regresar a mi casa cuando alguien me sujeto fuertemente del brazo.
-No puede ser... tú no puedes estar viva –era la anciana que me miraba de arriba abajo con ojos ansiosos y una expresión desesperada –y más con esa forma, creí que... ¡todos creímos que habías muerto! –apretó mi brazo con fuerza y yo solo me queje mirándola asustada.
-Oiga creo que usted me está confundiendo con alguien más.
-No, no, no eso no puede ser... tú... yo te vi con mis propios ojos –me observaba de arriba abajo y como si hubiese visto al mismo demonio me soltó mientras se cubría la boca con su mano –Oh cielos... yo como lo siento, te he confundido con alguien más. Soy algo vieja y tiendo a confundir las cosas. –dijo esto con una risa nerviosa y se apartó de mí yéndose apresuradamente con un andar nervioso.
-Que vieja... -mire mi brazo que tenía marcas rojas de su agarre, sí que tiene fuerza para ser una anciana.
Camine de regreso a casa muy nerviosa, al entrar cerré con llave y me fui a mi habitación, la mujer me había dejado inquieta. Me encerré en mi cuarto, cerrando ventanas y bajando las cortinas... Jamás me había sentido así, tan... nerviosa...
-Debo tranquilizarme... solo... solo fue una vieja loca, si... solo eso... -encendí mi computador y puse música para que mi mente se despejará, cosa que no lograba así que decidí revisar mi redes sociales buscando algo que me hiciera olvidar lo que había sucedido hace unas horas.
Nada interesante.
-Genial – mascullé para mis adentros y tome mis apuntes del día de hoy y me fui hacía mi cama haciendo un repaso del día de hoy.
Escuchando mí música me percate de una canción que no conocía se reproducía, era extraña, tenía una melodía tranquila pero a la vez me causaba escalofríos. Me levante y cambie a la que sigue; al darme la vuelta para ir a mi cama la canción se reprodujo nuevamente. La piel se me erizo y apague el computador algo brusca, lo mire algo asustada y me senté en un rincón de mí cama mirando mi computador fijamente. Me hizo sobresaltar el ruido de mi madre al tocar la puerta.
-Ángela cariño ¿Estás en casa?
-Si mamá... -No me había percatado de la hora, mire mi reloj, ¿¡las ocho!? Como demonios había pasado el tiempo tan rápido, apenas era medio día hace unos momentos...
-Cielo la cena esta lista, baja –se escucharon los pasos de mi madre por la escalera y yo me quede confundida en mi habitación pensando en mi día, esto era extraño, primero la escuela, luego la anciana, después la canción rara y ahora el tiempo... Me estaba volviendo paranoica, el que mi vida fuera siempre igual quizás influyo para que yo alucinará estas cosas. Si seguro fue eso.
Baje para cenar con mi familia, estuve en silencio durante toda la cena mientras que mis padres parloteaban sobre mi hermano, quien ya se había graduado de la universidad de derecho con honores y yo estudiando literatura, vaya hija que soy...
-Ángel... has estado callada toda la cena ¿sucede algo? –preguntaba mi padre con ojos quisquillosos
-Pues no... todo en orden, la escuela cancelo las clases a medio día y salí a dar un paseo por el "callejón de las curiosidades" y ya, volví a casa después de eso y estuve en mi habitación el resto del día, no hay mucho que contar, así que...
-Por lo que veo tuviste un día tranquilo cariño –dijo mi madre con una sonrisa.
-Si... así parece... he terminado yo... subiré a terminar de repasar.
Limpie mis cosas y subí encerrándome de nuevo. Me comencé a desvestir y mire la marca de mi brazo, es increíble que siga ahí... lo de la anciana no fue una alucinación o ¿si...?
Me quede en short y playera y me senté en mi cama poniéndome los audífonos y mi celular escuchando música nuevamente y tome un libro de mi mesa de noche para continuar con mi lectura nocturna.
Sentía algo húmedo en mi cuello, como el aliento de alguien chocando directamente con mi piel, y unas manos que acariciaban mis brazos y los costados de mi cuerpo, después sentía que mi cuerpo se hundía... alguien estaba encima de mí abrí los ojos y observé dos ojos de un amarillo ámbar mirándome fijamente acompañados de una estremecedora sonrisa con afilados colmillos, se acercó lentamente a mi rostro y grite... Lo cual hizo que regresará a la realidad.
ESTÁS LEYENDO
Enlazada
FantasyTen cuidado con lo que deseas que puede volverse realidad, aunque no de la forma en que esperas