Capítulo 1. Parte 1: "Nota preliminar"

34 4 1
                                    



(Es muy probable que las fechas de publicación de esta historia sean irregulares, pero me esforzaré en sacar al menos un capítulo...o bueno, parte por semana. Espero que lo disfruten tanto como yo y cómo no, ¡agradezco de todo corazón a quienes se estén tomando el tiempo de leerlo! ¡No se abstengan de dejar comentarios!)

Las rodillas y la espalda me duelen tanto de estar sentado. Hace dos días que estoy viajando. Tengo los ojos cerrados, pero no duermo. Entre el estrepitoso rodar del tren, voy sintiendo constantemente el tictac del viejo y negro reloj en la pared. Lo escucho más claramente que en la realidad. De pronto suenan en mi cabeza las voces de mi madre y mi hermana que pronuncian mi nombre entre sollozos. No sé si de felicidad o angustia.

Siento miedo. Un helado espasmo me inquieta el corazón. Me siento perdido y me dan ganas de llorar. Estoy internado en territorio estadounidense y ya no hay posibilidad alguna de retorno.

Yo me había imaginado que el extranjero era algo muy distinto. Pensaba que Estados Unidos tendría cielos y nubes de otros colores, árboles de distintas formas y poblado de un progreso asfixiante. Que allí todo sería distinto, sin embargo mi viaje fue una tremenda decepción. Sorprendido, comprobé que algunas cosas eran parecidas a las de mi tierra y atónito me sentí cuando millares de bloques enormes de cemento me consumían.
"Nueva York", avisó la voz femenina del tren. Las puertas se abrieron de par en par y salí al aire libertino de mi nueva vida.


No me aventuraba a confesar que no tenía la menor noción de cómo iba a comenzar mi vida aquí.


Me pareció que iba caminando por un profundo y oscuro valle de altísimas cadenas de montañas palpitando con una vida portentosa. Nubes de humo y vapor oscuro, silbidos, bocinas, luces rojas, luces azules, anuncios multicolores centelleantes, rebaños de automóviles, masas de diminutos seres humanos al pie de los gigantescos muros de los edificios. Era tan maravilloso, majestuoso e inmenso...pero al mismo tiempo deprimente al punto de querer huir despavorido. Mi cuerpo desacostumbrado pedía a gritos paz.

Era casi como un suicidio o un salto mortal loco. Aniquilamiento.

Unos años después, obtuve mi grado de abogacía y comencé a buscar el puesto que a mi entender debía salir al encuentro de cualquier joven inteligente que hubiese escrito una tesis de doscientas páginas sobre la "Facultad consultiva del Tribunal de Defensa de la Libre competencia". Princeton había juzgado mi tesis digna de un doctorado, pero en Leonard Ct. nadie creía que sirviera ni para obtener un modesto empleo, así que luego de unos meses decidí iniciar una vida en Nueva Jersey, alejado de la ciudad que nunca duerme.
Tengo una renta pequeña y por lo tanto podía afrontar cualquier gasto que me ocasionara el dedicarme a ofrecer eruditos juicios bibliográficos, dándome por satisfecho que si conseguía llenarme la cabeza con todas las instrucciones que necesitaba para ejercer mi nueva vida enfrascada en el mundo judicial, triunfaría sin grandes problemas.

Miércoles 12 de septiembre de 20XX

Eran casi las nueve de la mañana cuando detuve mi automóvil en la esquina de la avenida South Warren Street. Al lado de mi se alzaba la imponente construcción del Mercer Vicinage, la primera corte que tocaría mi cuerpo y mente estando en un juicio real. Me sentía ansioso, algo en mi estómago subía hasta mi garganta y se quedaba trabado allí. Traté de recordar todas mis impresiones de los juzgados en los cuales estuve presente durante mi vida universitaria, sin embargo no pude quitarme de la cabeza la idea de que esto ya no sería simulaciones ni obtendrían giros predestinados. Estoy en la realidad implacable y fulminante.

Días atrás me dieron muy amablemente toda la información de mi caso. Un hombre de cuarenta años acusado de asesinar a su patrona en Newton, Nueva Jersey; un crimen terrible ante mis ojos y por unos momentos no pude creer que debía defender a un ser despreciable, sin embargo de eso se trata mi trabajo; y más que defender, es sacar a la luz la verdad y hacer justicia. Siempre está el cincuenta-cincuenta de probabilidades, de que lo haya hecho o no lo haya hecho. Eso me alivió un poco.
Salí de mi coche con maleta en mano. Estaba llena de documentos testificando el caso y algunos análisis que dediqué a extraer por si algo comenzara a salir mal.
Por lo general un abogado que ya está habituado a su labor, puede dedicarse a recoger información fuera del tribunal antes del caso ya sea a través de la policía o simplemente testigos. Al ser nuevo no se me da ese estamento y debo aceptarlo aún cuando mis ansias pueden fácilmente tomar lugar de mi persona.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 14, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

As de DiamantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora