1 EL ENCUENTRO DE STEVEN

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Aquella mañana de 1999, amaneció un tanto plomiza y con el cielo cubierto de nubes oscuras, encapotadas y preparadas para descargar lluvia sobre la ciudad de Bristol, pero de esa que si te sorprendía estando fuera de casa, acabaría por hacer que cayeras enfermo, lo cual no estaba dispuesta a que ocurriese la madre de Steven, ya que vio cómo su hijo bajaba las escaleras con gran ánimo y dispuesto a salir de casa, cosa que llevaba haciendo en los últimos meses, lo cual mosqueaba a esta bastante

-¡¡Mama!! voy a salir.- dijo muy animado el pequeño Steven. Lisa mirándole atentamente con enojo, contesta.- Ni hablar, ¿has visto el día que hace? ¿Qué quieres coger una pulmonía o qué?

-Pero mama, si solamente voy al puente a encontrarme con un amigo.-

-¿Al puente?, o más bien es que quieres ir al bosque. No me mientas porque sabes que es cierto.- le reprimió diciéndole su madre. Esta sabía que algo le ocultaba su hijo, y que tenía algo que ver seguramente con aquel lugar al que todos los días nublados marchaba.

-Necesito ir o sino se enfadará mi amigo.- insistió Steven diciendo a su madre con voz triste. Sin embargo esta no daría su brazo a torcer, cosa normal ya que lo último que quería, era que su hijo también enfermera como aquel niño lo había hecho y aunque hubo casos extraños más tarde en los que varias madres, creían haber visto a sus hijos muertos merodear por el bosque que cruzaba el puente Clifton, no estaría dispuesta a dejarle ir allí más.

-Ya sabes que es peligroso hijo y más en un día como hoy.- soltó Lisa intentando convencerle de que se quedará en casa y no solo era por su corta edad sino porque estaba segura de que algo malo pasaba en aquel lugar.

- A mí no me va a pasar nada, además no voy al bosque mama, sino al puente.-

-No vas a ir y punto. Ahora ven y desayunemos - dijo Lisa enfadada, para luego marcharse a la cocina rápidamente, donde su marido Samuel los esperaba para desayunar como todas las mañanas.

Steven inmóvil junto a la entrada, pensativo y sin saber qué hacer, coge y dirigiéndose rápidamente hacia la puerta de entrada, la abre sin hacer el más mínimo de los ruidos y se marcha a expensas de la que se avecinaría si su madre se enterara de lo que acababa de hacer. Sin embargo, aquel lugar era o había sido desde hace unos meses atrás, su único aliciente ya que allí se encontraba todos los días nublados con una persona muy especial para él, pero que nadie más podía descubrir.

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