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Querido, son las siete y cuarenta y cinco del día Martes de hoy, y he decidido que te llevaré conmigo dentro de mi mochila al Lesson, así me aburriré menos en el recreo y tendré algo que hacer todo el tiempo que esté sola, es decir la media hora entera de descanso, no hablo más, voy a ducharme, vestirme y desayunar, que antes de las ocho y media en el Lesson tengo que estar. ¡Ey! Si me ha salido un pareado, - digo mientras sonrío - bueno pues lo que iba diciendo que me voy corriendo a hacer cada una de estas cosas.

Horas más tarde...

Termina la primera tanda de clases, Historia, Literatura de la Kriante Antigua, y Educación Física, suena el característico timbre del Lesson que anuncia que ha llegado el recreo, y me voy a uno de los apartados árboles que hay en el terreno del Lesson justo por donde hacía sombra debajo de un gran manzano que en realidad producía peras, que entonces se tendría que llamar olmo ¿no?, bueno pues ni caso porque aquí todo el mundo lo llamaba manzano porque sí, ignorancia medioambiental... Supongo. Aunque bueno no es eso lo que quería contaros que me disperso y me voy por los cerros de Úbeda, me senté en el basto trozo de hormigón que formaba parte de la acera que estaba bajo el árbol y descanso sentada después de haber hecho una carrera de resistencia de cuarenta y cinco minutos en Educación Física, me dejo caer y de repente veo a mi profesora de Inglés viniendo hacia mí, esto no es nuevo lleva haciendo esto cada recreo de cada día desde hace ya años, justo a partir desde el momento en que me quede sola de padres, huérfana; y de amigos, marginada lo llaman por ahí, es algo que hacía por pena que mostraba hacia mi, y pensaba que charlando unos diez minutos cada día estaría menos sola.

Estuvo unos inusuales quince minutos, -sorprendida levanto mis cejas- no había llegado a estar tanto tiempo 'distrayéndome' y 'haciéndomelo pasar menos mal' y es cuando se va, el momento en el que me acuerdo de que me traje mi diario, y así es como me puse a relataros todo esto que os estoy contando hasta que alguien por el fondo vi que venía, alguien que conocía creo, alguien fuerte, con pantalón negros, camiseta oscura... Pensé: No puede ser... es... el entrenador, se fue acercando cada vez más a mi hasta que llegó donde estaba y mirándome sorprendido me pregunto si esperaba a alguien, le contesté que no, aunque supongo que ya sabes que a quien esperaba era a Adrien, de todos modos sería muy extraño que viniese a verme casi imposible diría; y digo casi imposible porque unas horas después de llegar a casa, me acosté en el sofá viendo Teen Wolf de nuevo, ya sabes que es una serie que me apasiona, y de repente escucho el timbre de casa sonar, me acerco abro la puerta y ¿sabes quién era? ¡Adrien Martin! Estaba en mi casa, había venido para... para... para... Nada

Grité desde el sofá: ¡En serio!, ¡En serio! Dime que no por favor, no me digas que esto es un sueño... Me levanté frustrada del sofá dispuesta a algo, a cocinar que tenía que cenar algo, era tarde y tenía hambre, ¡Ah y sí! Dispuesta a conocer a ese tal Adrien Martin, si mi cerebro se ha esmerado en soñar con él será por algo ¿no?, además cuanta más gente me ayude en el plan Zafiar mejor, no soporto que la gente esté sin enterarse de nada de lo que está pasando de las guerras, de tantas muertes innecesarias, inocentes, y de esta escasez de todo, de comida, de servicios, de verdad... Pero vamos no hablo hoy de este tema que me pongo atacada y no es plan. A ver qué ceno hoy - pensé- una ensalada fresca es lo más a mano que tengo, además unas verduritas no le harían mal a mi cuerpo, que no es que esté mal, pero que podría estar mejor - dejo de escribir todo lo que pienso mejor ¿no? - En resumen, que ya nos veremos en unas horas querido diario, ¡Adiós!

Los secretos de LidiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora