8.

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Narra Jennifer

-Cálida como el sol...- repetí. -Qué romántica saliste.- ella rió y juro que fue el sonido más hermoso que había escuchado en mi vida.

-Sólo es la verdad.- levantó su cabeza de mi hombro y me miró. -Quiero ver tu dibujo.- asentí con la cabeza y me incliné tomando el cuaderno que estaba a mi lado y dándoselo. Ella sonrió y lo abrió. -Eres increíble dibujando.

-Lo sé.- dije con un aire de ego.

-Y muy humilde.- agregó riendo. Yo la acerqué más a mí haciendo que volviera a recostarse sobre mi hombro. -Este día ha sido perfecto.- Gabriela dirigió su vista hacia el horizonte donde el sol ya se había ocultado por completo. -Gracias.- tomó mi mano.

Solo te estoy protegiendo.

-A ti.- corregí. -Por ser novia de esta orgullosa pero hermosa chica.- reí. Ella me imitó y volteo su rostro para verme.

Su sonrisa se desvaneció lentamente mientras miraba mis labios. Me incliné un poco con la intención de besarla pero me detuve.

¿Qué estoy haciendo?

-Deberíamos ir a casa.- sugerí. No iba a besarla. No. No era mi novia realmente, sólo la estaba alejando de Railey y Taylor. Sólo la protegía.

-Claro.- murmuró decepcionada poniéndose de pie. Lo sé, ella quería que la besara.

***

-¿Por qué me cargas a cada rato?- dijo Gabriela exasperada.

-Porque nunca quieres hacerme caso.- reí mientras la llevaba sobre mi hombro. -Además así es más divertido, ¿no crees?

-Tienes una obsesión con divertirte.

-Por supuesto, es lo principal en mi manual de vida.- sonreí llevándola al auto.

-¡Pero no me quiero ir!- se volvió a quejar entrando en el auto.

-La señorita responsabilidad no debe coger un resfriado y faltar a clases.- usé una voz de reproche. Ella puso los ojos en blanco.

-Sólo cinco minutos más, por favor.- hizo un puchero. Quería ceder, la verdad anhelaba estar allí con ella toda la noche. Pero precisamente por eso me negaba, no me iba a acostumbrar a conceder sus caprichos o a disfrutar de su compañía por mucho tiempo.

Sólo la debes proteger.

-No.- negué con la cabeza cerrando la puerta del copiloto. Me dirigí a la orilla recogiendo el caballete y las pinturas.

Estaba frío pero era un lugar hermoso. Una lastima no poder quedarnos un rato más.

***

Mientras me cambiaba de ropa recibí un mensaje de texto.

[Paula] ¿Qué tal si nos vemos esta noche? ¿O tu novia te pega? En todo caso ella no se enterará.

Fruncí el ceño. Hoy fue un día maravilloso, y tener sexo lo haría mejor, ¿entonces por qué la idea no me agradaba? Sin embargo, precisamente porque no me agradaba fue que me volví a cambiar la ropa a algo las seductor que el pijama que recién me había colocado.

***

-Llegas tarde.- alzó una ceja.

-Cállate.- estaba de mal humor, pues tuve una discusión con Gabriela.

Flashback

-¿A dónde vas?- preguntó somnolienta. ¿Se había despertado por el ruido de la puerta?

Cálida como el sol. (Yuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora