Capítulo 12

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—Definitivamente no perderé contra ellos —afirmó.

Seirin había ganado contra la academia Shinkyo, pasando así la primera ronda de las preliminares de la Interhigh, y tanto Midorima como Tachibana habían ido a mirar el partido. Por supuesto que ambos habían concurrido al lugar por su cuenta, por lo que se sorprendieron al encontrar al otro allí, pero decidieron presenciar el encuentro juntos.

Ella se puso feliz después de haber presenciado la victoria del equipo de su hermano.

—Oh, no lo sé, lo único de lo que estoy segura es que quisiera que haya un empate.

—Sabes bien que eso es imposible, nanodayo —contradijo el peliverde.

—Lo sé —suspiró—, pero es que realmente no quiero que ninguno pierda...

—Pues al menos por mí no tienes de qué preocuparte —acomodó sus gafas—. Yo no voy a perder.

Ante su comentario, Ayame, que había estado mirando hacia la cancha, volteó a verlo, y frunció el ceño, pensando en una sola cosa:

"¿Por qué tiene que ser tan creído?"

El ambiente se tornó en un silencio profundo y algo incómodo, testigo de cómo aquellos dos jóvenes se enfrentaban en una guerra de miradas.

Luego de un rato de haberse estado mirando a los ojos, Midorima rompió el hielo:

—Te ves fatal —espetó, refiriéndose a las ojeras bastantes notorias que se apreciaban bajo los ojos de la chica.

Ella suspiró.

—Soy consciente de ello. Anoche no pude dormir bien, además, estuve bailando y estoy cansada... —Hizo una pausa—. Oh, ¿no te lo había mencionado antes? —preguntó, y obtuvo como respuesta una negación con la cabeza de parte de él.

Se cubrió la boca con una mano y bostezó.

—Lo siento por eso —volvió a mirarlo a la cara—. Luego de que te fueras ese día en el que hicimos la maqueta, yo... Volví a bailar, y he estado haciéndolo desde entonces. Aunque, no tengo mis zapatillas de ballet...

El chico se demoró en contestar. A juzgar por su expresión, Ayame pudo deducir que le costaba formular una respuesta.

Midorima recordó lo que él había hecho ese día al llegar a su casa.

Se vio a sí mismo tocando "Clair de Lune" de Debussy en el piano, después de que ella le dijera que amaba esa pieza musical. Y hasta este momento, todavía no podía encontrar una razón lógica que explique el por qué de su acción.

Mientras más analizaba la situación, más estúpida le resultaba.

—¿No sabes qué decir, verdad?

Decidió no contárselo.

—Eh... No. Pero supongo que bien por ti... —acomodó sus lentes otra vez—. No te lo dije antes, pero siempre he pensado que no hay vergüenza en caer, sino que la verdadera vergüenza es no levantarse de nuevo.

Al principio, Ayame se quedó estupefacta ante su comentario, pero, luego de unos cuantos segundos de haberlo estado mirando con esa expresión de sorpresa aún en su rostro, le sonrió.

Midorima no lo recordaba del todo bien, pero estaba casi seguro de que ésta fue la primera sonrisa que ella le había dedicado a él (ya que siempre sonreía o reía por algún comentario de Takao). Y, por algún motivo, esa sonrisa lo hizo sentirse un poco extraño, pero no podía decir que era una sensación desagradable.

—¿Qué? ¿Dije algo gracioso? —inquirió, molesto, mientras entrecerraba los ojos.

—Para nada. Lo que dijiste fue maravilloso...

Eres un idiota ~ |Midorima Shintaro| - EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora