Cap. 1

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Oscuridad.

Lo único que lograba ver era oscuridad.

La más profunda oscuridad que he visto.

No entendía cómo había logrado llegar a este inmenso vacío lleno de nada más que un sentimiento de angustia, lo último que recuerdo es haber caído como un tronco en lo que ahora llamo mi cama y luego despertar, o sentirlo al menos, aquí.

La angustia no estaba en el lugar, donde fuere que sea, sino que se siente como una espina en mi interior como algo que quisiera salir para inundar este lugar haciéndome sentir cada vez más pequeña. Ese sentimiento me es muy conocido como si ya lo hubiera vivido.

Miré a mí alrededor, a cualquier lugar donde fijara la mirada el negro manto me recibía. Seguramente ya estoy muerta y este es solo el camino que todos dicen que hay que cruzar hasta la luz final.

Esperaba que fuera eso y que acabara con la maldita vida que hasta ahora he estado viviendo, morir de esta manera seria la mejor de las formas, no sufriría y dejaría de ser la persona débil y estúpida que dicen que soy.

Morir es mi salvación y mi liberación, pero soy tan cobarde que no me atrevo a hacerlo.

Con mi muerte solo desaparecería un estorbo más en el mundo, alguien más importante utilizaría el oxígeno que yo consumo. Seguramente nadie me extrañaría, ya que muy pocos conocen sobre mi existencia y los que lo hacen disfrutarían de mi muerte.

No sabía cuánto tiempo llevaba en este lugar, ni quería averiguarlo solo deseaba salir de aquí, no soportaba más estar entre tanto sufrimiento y angustia, sí ahora podía sentir sufrimiento, el mismo que he sentido por mucho tiempo.

Este lugar es como una representación de lo que ha sido mi vida hasta ahora y es lo único que he conocido.

Me gire varias veces en el mismo lugar, no quería moverme por miedo a caer en un agujero del que jamás saldría, o que me llevara al mismo infierno, aunque si lo piensa bien no puede ser peor de en el que ya vivía.

Al dar mi tercera vuelta, por si algo cambiaba entre la segunda y la tercera, mire a lo lejos un resplandor, en realidad eran dos, uno en lo alto y otro a la altura de lo que suponía era el suelo.

Estaba en un dilema, no quería moverme de allí por miedo pero quería ir al único punto de luz que había encontrado en medio de estas tinieblas.

Mi curiosidad ganó, con pasos pequeños como midiendo el terreno comencé a avanzar. Con cada paso que daba la luz estaba más cerca, no era como en esos sueños en los que cuando ves una luz y quieres llegar a ella esta se va alejando, y doy gracias a la Diosa que este no fuera ese tipo de sueño.

Camine hasta llegar a lo que parecía un pequeño lago, eso era lo que se reflejaba en el suelo y sobre este había una hermosa luna que brillaba con una intensidad que nunca había visto. En el fondo del lago se podía observar piedras de distintos colores que brillaban con la luz de la luna provocando que un paisaje multicolor se observara desde donde estaba.

Al momento de llegar allí, a ese maravilloso lago multicolor, una paz me invadió y me sentí segura. Con una respiración profunda cerré los ojos esperando que la luna siguiera allí cuando los abriera.

No quería perder ese sentimiento de seguridad, ese calor que dentro de mí se estaba formando, simplemente quería que permaneciera por el mayor tiempo posible y si eso equivale el quedarme en este lugar no pediría nada más.

Tan inmersa en mi mis pensamientos estaba que no me percaté de que ahora había un sonido a mi alrededor, cuando preste atención me di cuenta que no era un sonido cualquier eran susurros, leves.

Más que una simple LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora