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Timbre, el tercer receso comienza, despierto de mi corta siesta en la hora de inglés. Junto mis cosas y salgo a los pasillos estrechos del instituto, me siento en el mismo banco de siempre a esperar a Romi, para hacer tiempo tomo mi teléfono y leo un PDF guardado. Sin darme cuenta el recreo termina y me dispongo a volver al salón, matemáticas ¡genial!, pienso entre mi.
Mi profesora es sumamente aburrida, su cara sin expresión y su pelo lacio y sin nada de movimiento gritaban que necesitaba que alguien la movilizara un poco; camino hacia mi asiento y un compañero me atropeya y me da un fuerte golpe en el hombro.
-¡Oye!- grito, a parecer fue en vano ya que el muy idiota siguió su camino sin mirar atrás o disculparse.
Tomo asiento y recuerdo que Romi no apareció en ningún momento mientras la esperaba, me cuelgo pensando y me doy cuenta tarde que la profesora ya estaba explicando sobre un ejercicio, abro mis libros y comienzo a tomar nota sobre todo lo que dice.
Mis clases terminan y comienzo a dirigirme a la salida, en la puerta logro ver la cabellera morocha y ondulada de Romi, intento alcanzarla y la llamo a gritos pero no parece enterarse, debe de estar con los auriculares puestos, pienso entre mi.
Camino despacio hasta mi casa, intento recordar que paso antes de quedarme dormida en la clase de inglés pero no logro nada, de seguro estaba muy cansada, me pasaba seguido.
Mis pies se mueven solos y llego mas rápido que otra veces. Toco el timbre pero nadie responde, intento hacer ruido en las ventanas, también intento abrirlas pero nada, entonces recuerdo la llave que esta escondida en caso de emergencia. Me agacho y corro el gran macetón que esta al lado de la puerta de entrada, logro moverlo lo justo como para ver la pequeña llave sucia que se encuentra escondida, la tomó y me levanto. Abro la puerta y grito.
-¡Soy yo! Ya llegue- silencio absoluto. Me extraña demasiado, ya que con cinco viviendo en la misma casa muy pocas son las veces en que hay silencio de verdad. Aspiro el aire disfrutando de la soledad y me adentro en el comedor.
Mi familia sentada, disfruta de su almuerzo. Me quedo putrefacta, no puede ser que ahora me ignoren.
Me siento en el lugar de siempre y me sirvo puré, intento hablarles pero nada, no me escuchan.
Miro a mi padre y descubro ojeras, barba de hace días y lágrimas que amenazan con salir.
Mis hermanas, siempre peleándose entre ellas están revolviendo la comida, sin probar bocado.
Mi madre llora en silencio.
Les pregunto qué pasa, ¿porque lloran?, ¿porque no me hablan?.
De mi madre se escapa un susurro.
'Se ha ido'.

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2017 ⏰

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