La música resonaba en el ambiente. Suave y lenta, incitaba a movimientos sensuales y delicados. El olor a tabaco era difícil de ignorar pero nadie parecía darle importancia a esos detalles, no cuando las miradas de la mayoría de los espectadores estaban centradas en un punto de la pista.
El bar estaba repleto de gente; mujeres vestidas de forma extravagante, desesperadas por llamar la atención del sexo opuesto, hombres alcoholizados, desesperados por conseguir algún tipo de caricia. Los cuerpos sudorosos se rozaban entre si y se apretaban por la escasez de lugar, excepto en el centro de la pista, donde un amplio espacio era ocupado únicamente por un esbelto cuerpo, que se movía a la par de la música.
Sus delicadas manos marcaban un sueve camino desde la cintura hacia la altura de sus pechos. La tela de satén negro se amoldaba a sus curvas como si de una segunda piel se tratase. El escote de su vestido daba una vista clara de sus atributos más agraciados. Su cabeza inclinada hacia atrás, dejaba expuesto su delgado cuello y el lunar que lo adornaba justo en el centro. Su largo cabello parecía brillar con el juego de luces del lugar.
Sus parpados se mantenían cerrados, mientras ella seguía trazando lineas en su propia silueta. Su cintura se movía con gracia y el vestido corto dejaba al descubierto, sus largas y delgadas piernas. No le hacía falta abrir sus ojos para darse cuenta que estaba siendo observada, imaginaba con que miradas podía encontrarse, algunas recelosas, otras deseosas de ser correspondidas. Y no iba a mentir, la modestia no era algo que la caracterizara, a ella le gustaba llamar la atención.
La música cambio el ritmo y ella acompaño el sonido con un movimiento de cabeza que dejó a muchos con la boca abierta. Su cabello castaño tapo su rostro por un segundo antes de retirarlo hacia un costado. Entonces sus ojos se despegaron y un asomo de sonrisa se apoderó de sus labios cuando capturó un par de miradas absortas en ella. Pero la fuerza de una de ellas la obligo a voltear hacia un costado, encontrándose a un par de ojos que la miraban con mayor intensidad los demás.
Solo le basto un segundo para identificar lo que albergaba esa mirada pero sin darle mucha importancia desvió sus ojos de aquel sujeto y como si de un trance se tratara, volvió a su antigua posición, cerrando los ojos y dejándose llevar por la música.
El tipo siguió con la mirada clavada sobre ella. Con tranquilidad dejó su bebida sobre la mesa y unos instantes despues prendió el cigarrillo que colgaba de sus labios. El humo se escapó de su boca, mientras la muchacha seguía bailando. Sus movimientos lentos e incitadores, lo hacían pensar en cosas un tanto perversas pero no era como si se sintiera mal por eso. Le gustaban ese tipo de mujeres, provocadoras pero de mirada inocente, cosa que pudo confirmar al encontrarse con sus ojos verdes.
Pudo sentir como su entrepierna se apretaba en su pantalón, aclamando un poco de atención y no pudo evitar soltar un gruñido cuando la castaña movió lentamente su cintura. Un millón de imágenes invadieron su cabeza mientras observaba sin ningún tipo de pudor su cuerpo y cuando finalmente emprendió camino hacia ella algo cambio, la aludida como si hubiera adivinado sus intenciones, ceso rápidamente de bailar.
De un segundo a otro, la perdió de vista, su esbelto cuerpo se perdió entre la gente. Una maldición se escapó de sus labios. En su mano izquierda, una pastilla se diluía dentro de un vaso de cerveza que frustrado abandonó sobre una mesa.
El frio de la noche, le erizó la piel. Sus brazos rodearon su pecho en un intento de combatir el clima. La calle fuera del bar, estaba casi vacía, a excepción de algún que otro borracho, que deambulaba pérdido. Una ventisca revolvió su cabello y en voz baja se recrimino no haber traído un abrigo.
El vestido se subía ligeramente hacia arriba, con cada paso que daba. Las calles de la ciudad se encontraban vacías y el único sonido que invadía el ambiente era el de sus zapatos al tocar el piso. Ya llevaba varios minutos andando pero todavía le faltaba mucho que recorrer.
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Terrores Nocturnos
HorrorRelatos de terror para aquellos que disfrutan de un susto antes de irse a dormir