Eterno [MLB] // Gabrinette.

Capitulo 45

Maratón: Capitulo 45/47🎺

POV Marinette.

Solté un suspiro y me apoyé sobre la puerta de la casa de Fu.

–¿Mari?–Llamó una pequeña voz. Era Tikki.

–Ya llegué.–Anuncié en voz alta, caminando hacía la cocina.

Fu preparaba su infusión en la tetera, mientras Buddhi, Tikki y Wayzz esperaban sentados.

–Buenos días.–Los saludé.

–Buenos días.–Respondieron todos.

–¿Ya hiciste lo que debías hacer?–preguntó Fu poniendo la tetera en la mesa.

–Si, ya hablé con Charlotte, nos veremos dentro de poco en "Besançon and Company".

Fu se acercó a la repisa de las tazas e hizo ademán de sacar dos, pero antes preguntó:

–Eso significa que volviste para despedirte.

Asentí con la cabeza, y Fu sólo sacó una taza.

–Primero deberías despedirte de tu habitación, yo te esperaré aquí abajo.–me pidió sentándose en la mesa.

Obedecí y subí.

Entré a ese pequeño espacio que me acogió por meses y no pude evitar sentirme melancólica.

Pasé la mano por mis lápices y mi cuaderno de dibujos. Volví a darle un vistazo y me sentí feliz.

Lo guardé debajo de mi almohada.

Después me acerqué a mis cajones de ropa y saqué mi pantalón rosado, mi polera blanca, y mi chaqueta negra. Esa era la ropa con la que había viajado hasta aquí, y era la ropa con la que planeaba volver.

Después de bañarme tuve que sacudirla un poco para quitarle el polvo de encima, y poder ponérmela.

Al finalizar me miré en el espejo y me sentí extraña al observar la imagen frente a mí. No había usado ese conjunto durante toda mi estancia, y ver a la antigua Marinnette fusionándose conmigo, se sentía incómodo.

Me alejé del espejo y caminé hasta mi mesa de noche. Abrí el pequeño cajón y tomé la lata de aerosol, y el pañuelo de seda que LordPaon me entregó ese primer día.

Los guardé en mi cartera, me despedí una última vez y bajé.

Fu terminaba su té cuando volví a entrar a la cocina, pero esta vez estaba sólo con el Libro sobre la mesa.

–¿Los muchachos?–pregunté.

–Buddhi fue con Gabriel, Wayzz y Tikki están en la entrada, esperándote.

–Oh, bueno...

–Toma el Libro.–dijo.–Allí está el canto que te llevará al futuro.

Lo tomé con ambas manos y se lo agradecí.

Fu lanzó un suspiro y me pidió sentarme al frente suyo.