Primera Parte . Los viajes unen

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-¿Que van a hacer en las vaciones?-  pregunto Monica con un gesto de niña maliciosa y su voz de hombre. Nadie se había puesto a pensar lo qué iba a hacer en las vacaciones, por eso fue que se miraron unos a otros, y cuando supieron que ninguno iba a decir nada voltearon para ver a Humberto, quien desde el fondo del salon no hiso nada más que encogerse de hombros.

Por fin fue Marco Antonio quien, con su aire de grandeza, contesto.

      - Yo voy a ir  con  mis papás a Miami.

Este comentario basto para animar al resto de los muchachos del grupo; pues si Marco Antonio se iba de viaje,su novia Anabell, que con mucho era la más atractiva de la clase, quedaría libre toda la semana.

      -Yo no voy a ir a ningún lado- grito Leonardo desde el fondo del laboratorio de Química, intentando que Anabell lo escuchara.

      -Pues los invito a mi casa de playa en Monte Pío 

-dijo Monica-.   Los que quieran venir.

Entonces la posibilidad de aquellas vacaciones desato un escándalo jubiloso que rápido se extendio por todo el laboratorio, hasta que el maestro Montiel levanto la vista por sobre sus gafas, sin mover la cabeza y tras señalar con el índice la parte exacta donde interrumpio su lectura, los reprendio:

      -A ver muchachos, los de allá atrás, ¿qué pasa?, guarden silencio.

      -Luego platicamos  -dijo Monica y, de inmediato, retomo su pose de la alumna mas aplicada.

En cuanto sono la chicharra del descanso todos ignoraron las últimas indicaciones del maestro Montiel y fueron amontonándose en torno a Monica para apabullarla con preguntas:

      -¿Dónde está Monte Pío?

      -¿Van a ir tus papás?

      -¿Cuánto cuesta el aútobus?

      -¿A cuántas horas está?

      -¿Nos iríamos toda la semana?

-A ver, a ver  - dijo Mónica, con su autoridad de jefa de grupo -uno por uno que no entiendo nada.

     -¿Cómo cuánto dinero crees que necesitemos para pasar toda la semana? -preguntó Daniel 

    -Mira  -respondio Monica-, yo creo que con un total de seiscientos pesos la libraríamos muy bien. Y luego,con un gesto de sus cejas negras y tupidas, otorgo a otro la palabra.

      -¿Irán tus papás?  -pregunto Liliana 

      -No  -repuso Monica-.   Me prestan la casa como premio por terminar con buenas calificaciones la secundaria. Pero ahí estarán el vigilante y su esposa que, por cierto, cocina requísimo.

Liliana tras escuchar la respuesta perdio todo interés en la platica; pues tenía bien claro que si no iban a estar lo papás de Monica a ella en su casa ni de chiste la dejarían ir.

-Vamos  -le suplico Humberto a Liliana, como quien a sabiendas de la previsible negativa, tiene que cumplir con su papel de amigo incondicional.

     -No, - dijo molesta Liliana, y luego hizo ese gesto suyo de cuando se aburre y, tras mirar el reloj, se aparto de la mesa.

Monica, que no había dejado de observalos, sonrio divertida, a ella Liliana no le caía nada bien.

      - ¿Nos vamos a ir toda la semana? -pregunto Leonardo buscandolos ojos de Anabell.

-Estaria ¿no?  -respondio Monica, satisfecha por fortalecer esa subordinada fascinacion que había ejercido sobre el grupo desde el primer día de clases, desde hacía casí tres años, cuando sin ningún problema le ganó a Liliana la eleccion del jefe de grupo.

     -¿Dónde queda Monte Pío?  -pregunto Humberto, queriendo poner orden al acomodar las preguntas en la secuencia correcta.

     -En Veracruz  - respondio Monica -.  Muy cerca de Catemaco.

-Huuuuy, tierra de brujos  -comento Arminda y mientras se frotaba las manos aprobo el plan de viaje con una sonrisa y los del grupo se sorprendieron porque Arminda nunca iba con ellos a ninguna parte.

       -Pues pidan permiso en sus casas  -sugirio Monica-  y el lunes me confirman los que vayan a ir, porque le tengo que pasar la lista a mi papá, para que haga los preparativos.

      -¿Qué ondas gordo?  - le pregunto Leonardo a Jorge-.  ¿Nos vamos a ir a quemar la panza?

      -Híjole, pues no sé si mis papás me dejen ir.

      -Tú vienes porque vienes, mugre gordo - tercio José Luis  -y luego entre todos le dieron pamba a Jorge.

       -Espérensen - grito sin ninguna conviccion - sí voy, sí voy.

Después los comentarios volvieron a desordenarse, hasta que Humberto, tras golpear el aire hacia abajo con las palmas de ambas manos, resumio toda aquella desordenada euforia con una frase:

      -Los viajes unen.

Luego del comentario de Humberto se hizo un pequeño silencio, suficiente para que todos recordaran los viajes que habían hecho juntos; ninguno tan largo como iba a ser éste y depués de que cada uno repaso'las excursiones anteriores volvio a estallar la algarabía.

       - Es cierto.

       - Claro.

       - Sí.

       -¡Eheee!

Monica cerro su libreta, feliz, y luego busco entre todos la cara de Leonardo y al ver la aprobacion de su mirada, Monica agrando su sonrisa.


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Imagen bella


   

Iba a ser solo una broma - David JorajuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora