Las desgracias son cosas terribles que ocurren en momentos inesperados. Los milagros, por el contrario, son cosas inesperadas que suceden en momentos terribles.Jisoo creía que cada persona es testigo de un milagro al menos una vez en su vida; bien fuera al sobrevivir de una situación poco favorable o salir ileso después de darlo todo por vencido. Habían quienes cambiaban toda su vida por causa de milagro.
Y había quienes, como él, que tenían un milagro en su vida y sin saberlo este le cambiaba todo a su alrededor.
Su ángel, como él lo recordaba, era el suyo, aunque en su momento hubo quienes consideraron su llegada como una desgracia.
Y en cierto modo lo era, porque puso todo su sistema de cabeza y cambió su forma de ver el mundo.
A los diecisiete años Jisoo tenía todo planeado en su vida; sabía a que hora debía levantarse, ir a clases, comer y dormir. Todo era un horario perfectamente y meticulosamente planificado que seguía cada día sin queja alguna y que aseguraba que su vida transcurriese sin problemas.
Y el problema era eso mismo. Estaba tan consciente de lo que tenia que hacer y cómo debía actuar, que su vida se había vuelto enteramente aburrida (aunque él no se enteró hasta mucho después).
Sin sorpresas, sin intrigas, sin ansias ni miedos. No había nada que hiciera su vida un poco menos ordinaria y más divertida.
Desde niño había sido educado para una única cosa, y al crecer no había tenido otro propósito más que ese en mente; convertirse en cura.
Otros podrían considerarlo extraño y fuera de lo común, prefiriendo ir de fiesta en su lugar. Pero para él no había nada más que eso, puesto que no conocía de otra cosa.
Su madre lo había enviado a un internado católico desde que tenía memoria. Y luego al cumplir los dieciséis había sido aceptado en una seminario que lo encaminaría en su proceso de convertirse en sacerdote. Jisoo vivía entre monjas, sacerdotes y un sinfín de reglas religiosas, relacionándose más con adultos que con jóvenes de su edad -Salvo por los monaguillos y acólitos ocasionales.
Todo su criterio y carácter se habían forjado a partir de lo señalado en la biblia, lo que lo había llevado a convertirse en un muchacho demasiado tranquilo a comparación de otros. Jisoo era amable, cándido y alegre, siempre portando una sonrisa en su labios y una guitarra bajo el brazo para animar con una canción a quien fuera que se sintiese acongojado.
—¡Jisoo!
El aludido detuvo sus pasos y se dio vuelta con tranquilidad, no muy lejos pudo observar a uno de sus compañeros y amigo de toda la vida; Lee Jihoon quien al igual que él era un acólito entregado a la iglesia (aunque ciertamente Jihoon tenía ciertos rasgos de rebeldía) y que venía corriendo a toda prisa, estuvo por caerse cuando uno de los gatos del monasterio se atravesó en su camino y tuvo que evitarlo. Después de unos pocos segundos estuvo de frente a Hong.
—¡Jisoo! —medio exclamó con una exhalación mientras se doblaba hacia delante, con la manos sobre las rodillas.
—Ya estás aquí, no grites, ¿qué pasa?
—Sor JungAh te busca... Quiere que le ayudes en algo.
El muchacho asintió y cambió su dirección hacia aquella por donde el bajito había llegado, este lo siguió con pasos lentos, jugando con sus manos de manera intranquila y suspirando varias veces durante el viaje. Jisoo le dedicó miradas furtivas en espera de que Jihoon hablara primero, pero cuando no lo hizo él mismo tomó palabra.
—¿Pasa algo, Hoon?
—¿Mhm?
—¿Hay algo que te moleste? —inquirió Jisoo, obligando al otro a detenerse. Sor JungAh podía esperar un poco más, pensaba. Si había algo que estuviera preocupando a Jihoon él quería poder ayudarlo y sabía que la mujer entendería.
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Pedacito De Cielo ➳ Jihan
FanfictionCada vez que sonríes me regalas un pedacito de cielo. (Donde Joshua cree que JeongHan es ángel caído del cielo para hacer su vida más llevadera. Y JeongHan cree que es al revés). Anteriormente publicada bajo el nombre de: "¿Los Ángeles usan Zapatos...