Querido diario el día 31 de enero, usé la prueba de embarazo que Sam me dio y el resultado... ¡DIO POSITIVO...! ¡DIANTRES...! No sabía que hacer, me puse histérica, me quería volver loca... me enojé conmigo misma, con Adrián, con Sam... ¡En fin! Estaba en shock y no atendía a lo que mi hermana me decía.
-¡Yam...¡basta!! Contrólate, ¿sí...?
-¿QUÉ ME CONTROLE, SAM...? ¡ESTOY EMBARAZADA! ¿CÓMO QUIERES QUE ME CONTROLE...? ¿QUÉ PENSARÁN MIS PADRES...? ¿ADRIÁN...LO ACEPTARÁ...O HUIRÁ? –Interrogaba en voz alta y en shock agarrando mi cabeza con mis manos mientras lloraba.-
-¡CALLATE YAM! –Gritó Sam y añade.- Mira hermanita, lo que pasó; ¡pasó! Y lo primero que debes hacer es ir a un consultorio médico para que te confirmen el embarazo y cuanto tienes de gestación. Después buscar a Adrián y decirle de lo que te pasó si es hombre; aceptará las consecuencias... después de todo ambos lo hicieron...
-¡SAM...! –Me sonrojé.-
-¡Oooobviiiooo! Tu pequeño no es una concepción divina. ¿Acaso no tomabas las pastillas que tenían efecto abortivo, Yam?
-¡Ahhh! Mi período no me...afectó y dejé de tomarlas y...era normal...
-¿Y pensaste que no habría consecuencias? ¿Acaso esperabas tener una lavadora?
-Sam, no empieces con tu sarcasmo... -Reí entre el enojo.-
-¡Mira! Debemos ir a un médico... ¡vamos!
Así Sam y yo salimos camino a un consultorio médico en donde me hicieron un examen de sangre el cual confirmó mi embarazo. ¡Diantres! El doctor me dijo que si sacaba cita para unos días después, me haría un ultrasonido para saber cuánto tiempo de gestación tengo así pues le solicité la dichosa cita a la enfermera.
-¡Disculpe joven! -Me llama el doctor.- ¿Su período menstrual se detuvo, verdad?
-¡Ahh no! ¿Por qué? –Le pregunté.-
-Es raro que no se detuviese pues es la señal que confirma su estado de embarazo. Pero no es imposible. La espero en cuatro días para el ultrasonido, ¡hasta luego! –Dijo el doctor retirándose.-
-¿Te recomiendo algo, Yam?
-¡Sí Sam! Dime...
-Lo del embarazo sólo debemos saberlo tú, yo y Adrián. Papá y mamá no deben saberlo aún... o puedes decírselos después del ultrasonido Yam.
-¿Cómo se supone que lo voy a disimular, Sam? ¿Cómo?
-Lo ignoro pero debes hacerlo, llama a tu novio para que te vea y hables con él. Te acompañaré hermanita.
Salimos así del consultorio para llamar a Adrián y vernos. Quedamos en reunirnos en el parque cerca de la iglesia a eso de la 1 p.m. Sam me acompañó y una vez que llegó mi novio ella nos dejó solos pero no se fue sino que se mantuvo a distancia al otro lado del parque dándonos privacidad.
La verdad querido diario, no tengo que contarte mucho de lo que Adrián y yo hablamos pues, le dije lo sucedido... tenía miedo que él no aceptase el embarazo como suyo. Él no lo negó y más bien me dio su apoyo algo que me alivió abrazándome, ¡diantres! Me sentí aliviada. Le hice señas a Sam para que se acercase y le dijimos a ella lo que hablamos además de no decir nada a nuestros padres hasta hacer el ultrasonido.
Debo aceptar que me pasó por la mente de vaga manera el abortar pero deseché inmediatamente esa estupidez y pedí perdón a Dios el haber tenido ese sentimiento tan repugnante y horrible mientras acariciaba mi vientre. Ahora sólo queda esperar el ultrasonido y quitarme el peso de encima al decirles a mis padres que serán abuelos por parte de su hija una ex monja.
Ese día Adrián y yo... o mejor dicho yo, no quise hacer el amor con él porque bueno, tenía miedo de que esto afectase mi embarazo... son miedos tontos pero mi novio me entendió así pues me dirigí directo a casa y no les dije nada a mis padres pero aunque no me dijo nada, mi madre sospecha. Obvio, toda madre sabe porque sabe.
Febrero 7.
Hola querido diario. Ayer fui al dichoso ultrasonido acompañada de Adrián quien sacó un rato libre en su trabajo para esto. Una vez terminado el ultrasonido, me dieron el diagnóstico; tengo dos semanas de gestación... Hasta tomaron una imagen de mi "hijo", apenas era una bolita. Lloré pues me sentí emotiva.
Salimos del consultorio abrazados mientras que con alegría, ilusión, miedo y confusión repetía una y otra vez en mis adentros: "...dos semanas de gestación, ...dos semanas de gestación..."
-¡Yami! ¿Estás bien? –Preguntó Adrián.-
-¡Eh...Ah! ¡Sí... estoy bien! –Le respondí volviendo a la realidad.- Es que estaba pensando en que esto es una... ¡locura!
-¿Por qué lo dices, Yami?
-¡Miralo de este modo, Adrián! Te besé siendo una monja, hicimos el amor siendo una monja y muchas veces ahora seré madre y soy ex monja... esto es algo fuera de sí. ¿No lo crees?
-Bueno, la verdad es que sí... o sea, soy el que violó a una monja; ¡ja, ja, ja!
-¡Eres un violador de monjas! –Exclamé sonriendo con malicia.-
-¿Y qué puede decir la monja que "violé"? –Preguntó Adrián de manera cómica.-
-Que a esta monja le gustó ser violada por ti... -Le respondí besándolo y le dije.- El doctor me dijo que podemos hacer el amor pero con cuidado, cariño. –Le susurré al oído.-
Sin decir más Adrián tomó su móvil y llamó a su jefe diciéndole que debe atender una "emergencia" familiar y que llegará mañana pero no era así pues subimos a su carro para llegar a su casa a toda prisa y al entrar a la sala nos ayudamos mutuamente a desvestirnos a la vez que nos besábamos.
Sólo hicimos el amor de manera normal no con tanta pasión como siempre pues tenía miedo de dañar mi embarazo...no tengo mucho que contarte amigo diario, perdona si te decepcioné, ¡ji, ji, ji!
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Diario De Una Monja.
Novela JuvenilÉsta historia está dirigida al público mayor de 18 años. Lenguaje explícito. Estas son las vivencias de una joven monja llamada Yamileth quien desde los diecinueve años escuchó el llamado para formar parte de la fe en todo el sentido de la palabra...