Libro 1. Vivian

Capitulo 3.

Íbamos de camino a casa, y como a mi en esta ocasión me había tocado ir en el lado del copiloto, iba con la cabeza sacada por la ventana como si de un perro me tratase. 

Hacia ya quince minutos que habíamos salido de la agencia, y ninguna de las dos había abierto la boca, por lo que había un silencio, que aunque se podría pensar que es incomodo, no lo era, sino todo lo contrario, simplemente este silencio era roto por el sonido de la lluvia fina que caía para estrellarse contra el asfalto de la carretera. 

La lluvia era una de las pocas cosas que en verdad podía calmarme, era escucharla y todos mis demonios desaparecían, la primera vez que escuché una tormenta fue a la semana de haber llegado a la agencia, me acuerdo que estaba muy asustada, ya que no sabía lo que era eso, los agentes que patrullaban por los pasillos al oír mis gritos me tranquilizaron y me explicaron lo que era, era algo que no me iba a hacer ningún daño. Por lo que desde esa noche la lluvia se había convertido en algo maravilloso para mi y en la noches en las que las pesadillas acudían cogía el reproductor y con el sonido de la lluvia me dormía. 

Volviendo a la realidad, mientras contemplaba el paisaje se me vino una canción infantil que oí una vez en un programa, dicha canción era sobre la lluvia y aún a pesar de mis 22 años, todavía me gustaba cantarla... 

"Que llueva, que llueva, la virgen de la Cueva, los pajaritos cantan, las nubes se levantan, las balas casi me alcanzan... 

Espera ¡que!. 

Había estado tan distraída, mirando por la ventana, que no me había percatado de que un coche grande y negro, por el que un hombre asomado por la ventana esta apuntando al coche en el que iba, nos estaba persiguiendo y disparando. 

¡Nos estaban disparando! Rápidamente metí la cabeza dentro del coche y miré a Ruth interrogante. Ella como única respuesta me dijo: 

-- Agárrate 

Por lo que cerrando la ventana vi como aceleraba el coche y saliamos a toda ostia de allí, sin embargo quienes iban detrás nuestra también aumentaron la velocidad por lo que estaban ya casi encima nuestra. 

Ruth me miró fijamente por unos segundos para luego decirme que abriera la guantera y cogiera lo que había dentro. Durante unos segundos me quedé en shock total y ella tuvo que apremiarme para que lo hiciera por lo que saliendo de mi atontamiento la abrí y allí había pistola, miré interrogante a Ruth, y esta asintió con la cabeza, por lo que fue como si mi cerebro se hubiera puesto en modo automático, ya que sin yo ser consciente de la situación bajé la ventanilla del coche, por la cual asomé la ventana y me puse a disparar al coche de detrás. Había dado practicas de tiro en la agencia, por lo que sabía perfectamente como disparar cualquier arma, sin embargo esto dificultaba la cosa, ya que la primera vez que lo hacía en un coche en marcha. 

Pero bueno que se le iba a hacer la vida no era perfecta. 

Por lo que comenzó una refriega entre el hombre de atrás y yo en la que nos disparábamos y esquivábamos las balas. La cosa estaba a la desesperanza ya que consiguieron ponerse justo a nuestra paralela y mediante golpes pretendían sacarnos de la carretera por lo que Ruth reaccionaba haciendo lo mismo. El hombre con el que me había estado disparando bajo la ventanilla del coche y apunto hacia nosotras. 

-- ¡Agáchate! -- gritó Ruth. Y pude escuchar como el zumbido de la bala pasaba por encima de mi cabeza, y yo poseída por un ente le dije a Ruth que se echase hacía atrás por lo que apunte con el arma a aquel hombre. 

Fue como el tiempo se paralizase, apunte al hombre y dispare, era como si todo fuese a cámara lenta, la bala salió disparada de la recámara de la pistola y zumbando fue hacía el hombre, el cual como movido por una inercia se movió hacia atrás haciendo que la bala en vez de golpearlo en el pecho, le golpease en la parte superior del brazo izquierdo, causándole un dolor enorme a juzgar por su expresión.