5. Lo que quiero ser

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Fruta, verdura, carne... había muchas cosas encima de la mesa.

Los niños cogían comida y hablaban animadamente.

Emma observó el ambiente. Parecía que escaseaban los banquetes por allí, porque, cuando Peter dijo que habría uno, los Niños Perdidos se pusieron como locos de alegría. No quería formar parte de ellos y, desde luego, tampoco quería ser su madre. Tarde o temprano tendría que contárselo a Peter.

Campanilla revoloteó a su alrededor para llamar su atención.

—¿Sí?

—Clin-clin

—Sí, estoy bien, más o menos —respondió Emma. Ya se había familiarizado bastante con el idioma de las hadas. Resulta que le fue muy fácil de aprender. Sobre todo porque Campanilla no la odiaba, como a Wendy. Aunque habían tenido un primer encuentro un tanto chocante, luego Emma se lo había explicado todo. De hecho se llevaba mejor con Campanilla que con Peter Pan.

—Clin-clin. (Traducido: Vale, pero cómo sea mentira le digo a Peter Pan que te haga su madre)

Emma rio y el hada se sintió satisfecha de haberle dado un momento de alegría.


Veinte minutos más tarde, todos estaban riendo y bailando alrededor de una hoguera al aire libre.

La joven Hart miraba la hoguera. Las llamas bailaban al ritmo de los pies de los niños y aportaban calor y luz al ambiente.

—¿No bailas? —preguntó Peter.

—No —respondió Emma.

—¿Ya has decidido?

La chica le dirigió una mirada que el joven no supo interpretar y, acto seguido, se levantó y se marchó, adentrándose en el bosque. Nadie más se dio cuenta de su ida; estaban demasiado distraídos bailando.

Se fue a la playa y se tumbó en la arena. Las estrellas del cielo brillaban como luces de Navidad y centelleaban al ritmo del universo.

—¿Qué has decidido? —preguntó una voz que conocía bien.

—Ninguna de las dos cosas —respondió ella.

—No quieres ser mi madre ni una Niña Perdida. Tigrilla y Wendy me dijeron una vez que querían ser algo diferente. No sé qué significaba.

Emma recordó esa parte del libro. Aquellas dos muchachas querían ser para Peter algo diferente a una madre y algo más que unas amigas; querían una relación romántica. Al menos, es lo que la joven Hart había interpretado.

—Claro que no lo sabes, pero no importa. No es lo que yo quiero —dijo Emma.

—¿Entonces? No quieres ser mi madre, ni una Niña Perdida ni la otra cosa. No sé qué más puedes ser —replicó Peter.

—No quiero ser nada tuyo, ni de ellos. Vine aquí para poder ser libre.

—¿Qué quieres decir? ¿Vas a rebelarte contra mí?

A la chica le sorprendió bastante esa pregunta. ¿"Emma Hart vs Peter Pan"? Sería un título interesante para una película. Lo de rebelarse le parecía curioso. ¿A caso el Pancake creía que la libertad significaba una rebelión?

—No. De hecho me parecería bien que mantuviésemos una relación amistosa. Voy a vivir sola. Quiero investigar libremente, crear mi propia sociedad. ¿Entiendes?

Peter hizo una mueca. Aquella niña era curiosa y sorprendente. No iba a quedarse con ellos, iba a ser independiente. Cosas como esa nunca las había hecho Wendy.

—Como quieras. Te permito la libertad en Nunca Jamás, Emma —dijo el chico.

—Gracias, Peter —respondió ella entre dientes. Porque, en realidad, era como si él le hubiese dado permiso y eso no le gustaba. Ella lo habría hecho con su permiso o sin él. Odiaba que la controlasen.

—¿Acabas de llamarme Peter? —preguntó alucinado.

—Y tú sabes mi nombre. No eres el único sorprendido aquí —contradijo ella.

Peter Pan sonrió y se marchó.

Aquella noche, Emma durmió con los Niños Perdidos, pero, a la mañana siguiente, de madrugada, se marchó. Tenía muchas cosas que hacer: construir un refugio, cazar, e investigar la isla. Aquello era el principio de su libertad.

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Hola lectores. Aquí os dejo nuevo capítulo.

Espero que os guste :)

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Nos leemos ;)

Peter Pan y el Corazón del León #Worlds2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora