Y mientras bebo, miro mi reflejo cremoso y opaco por encima de la taza de café me pregunto que ha sido de mi vida, en dónde se ha desmoronado, desde cuando se aplazaron las horas del té; las charlas interesantes y monótonas, en qué momento desaparecieron los acompañantes que solían escuchar las incoherencias salidas de mi boca. Y me digo, que no debería recodar tanto, sin embargo aquí estoy pensando en mi pasado.
Recuerdo que de una "pequeña" plática podían surgir recuerdos: bellos, tristes, maravillosos, eternos...
Podían haber tantas emociones ocultas entre breves silencios, podían incluso verse las huellas del tiempo frescas en la memoria, marchándose como suspiros o palabras flotando en el viento.
Porque en la vida nada se olvida, todo esta ahí guardado, escondido o sepultado, en el baúl de los recuerdos felices o en el rincón de las lagunas mentales.
