Iris

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Ibas en busca de un lugar en el mundo. En el tuyo, todo, hasta los matices más elementales de las ramas de los árboles, se presentaban con una somnolencia especial. Ya se preguntaban las personas que te conocían, por qué ese modo inaudito de enfrentarte a la vida. Sé cuanto dolió en ti semejante actitud; eras tan susceptible. Yo intenté remendar todos los rotos e ingenié con extremada originalidad, sucesos que jamás sucedieron y te acontecieron a ti. Escribía para vos como quien en un arrebato de fulgor da los buenos días allí donde vaya sin esperar a cambio contestación, para dejar pistas, pruebas suficientes que resistan el paso del tiempo y tú arqueológicamente descubras cuando no haya más que hacer.

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