Diecisiete...

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- Chelsea por favor...

- Becca es cierto, si a mí me hubiesen besado así, yo le doy como mínimo diez hijos -Bufe.

- Por desgracia yo no soy tu -Reí.

- Vamos te gusta, no lo puedes negar...

- Pero eso no le da permiso de andar besándome cuando se le pegue la gana.

- No seas tan malhumorada. Con quien de verdad deberías estar molesta es con Alex.

- Pues lo estoy.

- ¿Entonces, qué harás?

- Aún no lo sé, pero a lo que lo veo le rompo la cara.

- ¡Woh!, calmada chiquita, ya sé que podemos hacer...

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- Sabía que no debía dejarme convencer de tus locuras.

- Te ves hermosa.

- No, no es cierto, me veo como una guarra.

Gracias a las "Geniales" ideas de Chelsea estamos rumbo al peor lugar, al que más odio, un lugar donde solo van los enamorados cursi, en mi opinión a solo manosearse, los estúpidos sin vida social, o las lloronas sin freno. Como podrán imaginarse íbamos rumbo al Cine.

Posee mi mirada al espejo de cuerpo completo que está junto a un armario de la habitación de Chelsea, me veía extraña, casi irreconocible, tenía puesto un top azul claro, unos jeans ajustados y unos zapatos de tacón, a mí no me venía muy bien el escotado, así que, tomé una chaqueta de cuero que encontré, fue amor a primera vista, la coloque en mí, se veía muy bien. Seguí viéndome en el espejo, admirando mis rarezas.

- ¿Becca vas a quedarte toda la vida viéndote al espejo? -Grito Chelsea.

- Por lo menos el no miente.

- Por favor deja de ser tan deprimente. Ya vámonos.

- Esta bien -Tome mi bolso y baje las escaleras junto a Chelsea.

Subimos a su auto y chelsea acelero.

- ¿Por qué?

- ¿Que dices loquita?

- ¿Porque vamos al cine?

- Solo quiero ir y ver una buena peli, solo eso.

- Si claro, eso no suena como tú, para nada -La mire y arquee una ceja.

- ¿Por? Solo quiero divertirme un rato con vos.

- ¡Oh por dios! -Grite, haciendo que Chelsea se sobresaltara y moviera el volante bruscamente.

- ¿Qué te ocurre?

- Estas enferma -Susurre- Tu secreto está a salvo conmigo.

- Primero que nada, estas realmente loca, y segundo, no estoy enferma. Ya te dije el porqué, así que, deja de preguntar.

- Cálmate chiquita, está bien -Alce mi manos a la altura del pecho.

- Becca estas frita -Negó con la cabeza. Reí.

Eso era lo que me gustaba de ella, que podía ser yo misma, y bromear hasta desmayar, me encantaba verla molesta, eso ni negarlo.

Voltee mi mirada hacia la ventana e hice eso todo el camino.

Mi teléfono sonó, dejando escuchar let me love you de Justin Bieber, aunque solo la canción, el cantante no me caía en gracia. Lo tome y era mamá- Esto es muy raro- Pensé.

Diario de una Escritora más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora