Alicio en el país de las maravillas.

Hace muchos años atrás, Alicio dormía plácidamente en la rama de un árbol cuando de pronto se cayó en un hoyo negro. Caía y caía, hasta que se golpeó con el suelo de una habitación muy pequeña. Había una puertita, de lo que parecía, de juguete. También había en el centro de la habitación una mesa redonda, en donde había un frasco. Se imaginó que contenía medicina, por su aspecto. Curioso, se lo bebió

— ¡Me hago pequeño! —Gritó al aire, muy aterrado.

Encogido decidió ver detrás de la puerta “de juguete”. Al abrirla, vio a una coneja entre los pastizales del bosque el cual miraba repetidas veces la hora.

—¡Me voy! Que se hace tarde —gimoteaba.

Comenzó a correr hacia una dirección y Alicio lo siguió. La coneja miró el reloj, dudando, y cambió de dirección. Alicio lo siguió sin rechistar. Se detuvieron en un área alejada del bosque. Al parecer, se preparaban para tomar el té. Una voz en su espalda, hizo que n escalofría pasara por la columna de Alicio.

—Alicio, te esperábamos.

Volteó en sus talones y se encontró con una mujer pelirroja, que tenía un sombrero. El sombrero más ostentoso que nunca haya visto.

—No lo creo—logró decir en un susurro.

Lo invitaron a tomar el té, y sin tener a dónde ir, aceptó. Después de unos minutos, la coneja comenzó a mirar su reloj desesperada. Se despidió en menos de un minuto, y se fue. Alicio hizo lo mismo y la siguió. Sorprendido, vio el camino que la coneja tomaba. Un enorme castillo. Unas guardias lo detuvieron.

—¿Tiene invitación alguna del Rey de Corazones para entrar?

Sin si quiera saber que se necesitaba invitación, negó con la cabeza, asustado. El Rey le propuso algo.

—Jugaremos cartas —unas guardias le traen las cartas. —Si ganas, te cortaré a cabeza. Y si mi dejas ganar, también.

Nervioso, quitaba las cartas que le servirían para ganar. El Rey no pasó desapercibido de eso.

—Me estás dejando ganar —dijo, para luego alterarse—, ¿Crees que soy tonto? ¡CORTENLE LA CABEZA¡

Antes queque la cuchilla tocara su cuello despertó. Seguía durmiendo en el árbol.

Fin.