Camina lentamente por entre los árboles, se encuentra en plena luz de otoño, puede escuchar y sentir perfectamente el crujir de las hojas con cada paso que da. Siente el tenue calor del sol intentar calentarle el rostro pero su esfuerzo es inútil, lo sabe porque puede ver el vapor de su aliento, sale por su boca sin descanso porque estuvo corriendo, estuvo buscándolo.
Siempre es así, corre por el bosque en busca de él, esperando por el día en que al fin reciba una pista, por mínima que sea, algún indicio que le diga dónde buscarlo. Mira y corre por todas partes, grita su nombre hasta desgarrarse la garganta y, cuando recupera el aliento, vuelve a hacerlo.
Esta vez es diferente. Ahora el bosque no desaparece, los árboles no se van desvaneciendo ni se transforman en edificios gigantes o en palmeras; su sueño no le muestra alguna ciudad, una playa o alguna escuela, no. Permanece en ese bosque y sabe que esta vez se encontrará con Peter en un bosque porque comienza a llover. Es otoño, estará en un bosque, lloverá como no ha llovido en meses, como no debería en otoño, y lo volverá a ver.
Llueve tan fuerte que las gotas le dañan al impactar contra su piel. Aún así, se detiene, levanta el rostro y permite que las gotas de lluvia se unan a las lágrimas que nublan su vista. Sonríe a pesar del dolor en su pecho. Ansía verlo ya, lo necesita; esta vez pasaron muchos más años.
Decide seguir corriendo, grita su nombre repetidas veces con la esperanza de que lo que sea que le permite tener esos sueños ahora también le permita ver cómo es esta vez.
...
–¡Peter!– despierta de forma tan repentina y brusca que pronuncia en la vida real el nombre que había estado gritando en su sueño. Intenta dejar de respirar a jadeos y, cuando por fin se tranquiliza, guarda sus garras que, como cada mañana, salieron a perforar un poco más el colchón, siempre por culpa de aquellos sueños. Se levanta y no se preocupa por tonterías como tender la cama, después de todo aún vive solo y en medio del bosque nadie lo molesta.
Entra al cuarto de baño y se da una ducha fría, es lo único que lo termina de relajar y despertar. Se viste y prepara para cazar, toma sus llaves y simplemente comienza a caminar sin rumbo alguno, perdido en sus pensamientos. Ya no sabe cuánto tiempo ha pasado desde el día en que conoció a Peter. No sabe cuántos años han pasado pero sabe que, aunque pasen mil años más, él seguirá recordando cada precioso encuentro, porque Peter siempre sonríe.
I have died everyday waiting for you
Darling don't be afraid I have loved you
For a thousand years
I'll love you for a thousand morePuede ser en la mansión Xavier como la primera vez, o en alguna cafetería llena de alumnos, en algún restaurante, en cualquier playa o incluso en medio de la calle de cualquier ciudad; a medio día, plena noche, de madrugada... no importa, Logan recuerda cada uno de los encuentros.
No sabe cómo ni por qué, pero siempre es así. Peter entra a su vida y la llena de colores, música, dulces y amor. Quizás en un principio Peter sólo esté con Logan por accidente, pero siempre decide quedarse y acepta pasar el resto de su vida con ese hombre inmortal que tanto llega a amar. Puede que Peter esté en problemas, que esté a punto de pelear con otros mutantes y de la nada llegue su salvador; ni siquiera lo pide, nunca grita por ayuda, pero ahí está Logan, salvándolo, llevándolo con él a un lugar seguro y obligándolo a sentir cosas tan fuertes y extrañas que siente que no es la primera vez.
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A Thousand Years
FanfictionLa inmortalidad era un castigo, una maldición o el peor de los infiernos. Por años y años Logan vivió buscando una forma de morir. En cambio, Peter le dio una razón para vivir. ¿Entregarle el alma de un inocente a cambio de la reencarnación? Mephist...