"Titititi titititi titititi tititituuuuoooo"
El despertador salio volando através de la habitación, terminando por estrellarse contra la pared haciéndose pedazos. Guillermo bufo, era el quinto aparato que destrozaba en el primer mes en su nuevo empleo y ya no estaba seguro de si se compraría otro. Se removió entre las sabanas rascando sus pequeños ojos y bostezando intentando desaparecer el sueño que sentía. ¿De verdad había dormido solo 3 malditas horas? Iba a matar a su pequeña y endemoniada hermana. Si no se hubiera enfermado a mitad de la noche el perfectamente pudo haber dormido lo que era necesario y ese pequeño aparato despertador hubiera salido ileso de todo.
Por fin se levanto, dirigiéndose al baño que tenia en su habitación. Se vio al espejo donde un pálido pelinegro con ojeras del tamaño de un hoyo negro espacial extra grande le devolvía la mirada. Intento sonreír, pero lo que obtuvo fue una perturbadora mueca, cansada y odiosa.
Abrió la ducha y dejo correr solamente el agua fría. Sabia que necesitaba despertarse y era la mejor solución que pudo venir a su mente además de un buen café negro para el desayuno.
-¿Guille? - La voz de su madre se oyó desde la puerta de su habitación, a donde seguramente entro a revisar si se habia levantado ya. Aunque ya no iba a la escuela, era mayor de edad y trabajaba, para su madre siempre seria su pequeño pelinegro, su bebé
-¿Que?- Dijo Guillermo con algo de molestia
-Mande- le regañó
-¿Que necesitas?
-¿Quieres algo en especial para el desayuno, Willy?
-Café, por favor.
-Café, esta bien. - La mujer repitió lo que había dicho su hijo para asegurarse de no olvidarlo. - Rápido, que no se te haga tarde ¿De acuerdo?
-Si, gracias. ¿Como siguió Carol?
-Mejor, esta preocupada por haberte levantado tan temprano
-Soy su hermano, me tiene mas confianza a mi.- dijo con pomposidad, sonriendo.
-En fin. Willy, no te tardes
-Si, voy.
Carola podía haber hecho que se despertara a las 3 de la mañana para que la llevara a la sala de urgencias por un dolor en el vientre (Que resultaron ser retorcijones por toda el azúcar que había comido tan tarde en la noche) pero era su pequeña. La criatura mas linda y amable que conocía. Era el pequeño ser que llego un día de Marzo a alegrar su vida. Desde entonces se había prometido que esa mujercita iba a ser protegida siempre por el resto de sus vidas.
Después de arreglarse y tomar sus cosas para ir al trabajo, bajo a la cocina, donde en la mesa lo esperaba una taza de café y una menuda figurilla que untaba mermelada en una tostada.
-Hola, Carol.
- ¡Guille!- la chiquilla se levanto, lanzándose a los brazos de su hermano mayor dejando escapar un pequeño sollozo - Lo siento.. Lo siento de verdad yo..
-No pasa nada Caro
-Claro que pasa, tu debes descansar.. Tienes que dormir y..
-Nada, Carol- Guille la interrumpió, por una parte tenia razón, había sido su culpa el hecho de haber comido tantas golosinas a mitad de la noche, pero fuera de eso el muchacho se sentía feliz, orgulloso del hecho de que su hermana hubiera acudido a el para ayudarla, aun cuando la habitación de sus padres quedaba justo al frente de la de la niña y la de el hasta el final del pasillo.
-¿Me perdonaras?
-¿Prometes ya no comer tantos chuches por la noche?
-Lo prometo - Carol lo abrazo con todas las fuerzas que tenia recargando su cabeza en el pecho de su hermano.