Fue en el invierno pasado cuando lo viste. Los pequeños copos blancos de nieve caían sobre su cabello castaño, tal como lo recordabas, deslizándose por su rostro hasta caer al suelo frío.
Estaba sonriendo. Recordaste cuando todas esas sonrisas eran gracias a ti, a tus locuras que le hacían doblarse de la risa. Ahora se estaba riendo con otra gente, otra gente que no eras tú.¿Qué fue lo que les había pasado?
¿Por qué la vida decidió enviarles por caminos distintos?
Eran tan cercanos. Recordaste los momentos que pasaron juntos. Con él fue tu primer viaje en bicicleta. Él fue el que te enseñó a jugar billar. Él fue el que te cuidó cuando tuviste tu primera resaca. Él fue el que te dio tu primer beso...
Y ahora, las cosas cambiaron. Se dejaron de ver. Se olvidaron con otras personas.
Tu corazón comenzó a aumentar el ritmo de sus latidos. Tus manos comenzaron a sudar y sentiste como el mundo se detenía frente a tus ojos. Cuando después de un largo tiempo él notó tu presencia y te vio. Sus ojos azules se hicieron grandes al verte a unos metros de él, con toda esa gente rodeándote.
Era diciembre. Las calles de Nueva York estaban pobladas por compradores de obsequios, parejas, niños, ancianos y hasta perros. Pero a pesar de todo ese gentío, él te miró.
Pudiste sentir sus recuerdos fluyendo en su mente como la marea. Los buenos y los malos. Todos los te quiero y los te odio.
Nunca creíste que se daría cuenta de que estuvieras allí. Nunca pasó por tu mente la mínima posibilidad de que sus caminos se cruzaran de nuevo.
Viste como sus labios se separaban levemente y una pequeña nube salía de estos. Sus pies vacilaron antes de dar unos cortos pasos. Pero alguien le impidió seguir caminando. Una chica rubia se abrió camino entre la muchedumbre y tomó el brazo del chico de ojos azules. Le sonrió diciéndole algo que no pudiste entender, aunque él aún estaba petrificado mirándote. Por un segundo no se había dado cuenta que la chica que tenía del brazo le estaba diciendo algo hasta que ella tiró de él para que diese la vuelta. Sin más que hacer, él se dejó mangonear por la rubia y dio la media vuelta sin despegar sus ojos de los tuyos.
Tu corazón se encogió cuando lo viste alejarse con ella en brazos y supiste que lo habías perdido. Para siempre.
Okey, okey. Comenzamos uno un poco triste pero ¡hey! ¿Qué les pareció? A decir verdad cree esta cosa porque tengo miles de ideas en la cabeza y me pareció una idea genial poder compartirlas todas🙌🏻
En fin, si les gustó háganmelo saber.
Hasta la próxima🌚