El amor está bajo mis alas

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Dean ha tenido un sueño muy recurrente desde hace más de tres meses, aunque la mitad del mismo no recordase. No sabía por qué o cómo comenzó a soñar dicho lugar y dicha voz pero ahí estaba, cada jueves puntual en su adormilado inconsciente.

Su sueño consistía básicamente en él estando solo en la penumbra del bosque, lugar donde sonaba en ecos la voz rasposa que le decía que se vieran en el claro del río para conocerse, para amarse. Cuando menos lo esperaba, el cazador de ojos verdes ya se encontraba al pie del lago observando a un tipo hincado, jugando con el agua. Ese preciso momento en el que aquel sujeto que traía puesta una gabardina beige se levantaba para hacerle frente despertaba de manera súbita, quedando aún más confundido.

— Te lo digo, hombre— explicaba Dean sentado en su respectiva cama—, he soñado tanto con este sujetillo que me sé su diálogo. Tiene que significar algo.
—Son sólo sueños, Dean. Debes ver el lado lógico— Insistió Sam mientras cerraba su lap—, tal vez viste a alguien vestido así y se quedó clavado en tu subconsciente.
—Vale, te creería que fuese alguien que se me clavó en el subconsciente si tan sólo lo soñara todos los días y no sólo los jueves.

El chico de ojos tornasol no mencionó nada mas.

Tal vez todo estaba en el subconsciente de Dean. Aun siendo así, el chico de ojos verdes llegaría hasta el fondo de aquel sueño.

Los hermanos Winchester estaban investigando un caso en el condado De Baca, Nuevo México, donde fue hallada en la entrada del Sumner Lake State Park una familia muerta dentro de su coche.
No era la primera que aparecía en esa circunstancia. Tres familias antes de esa habían aparecido justo en el mismo lugar. Todos parecían suicidios y de no ser porque faltaba un integrante en la familia, Dean y Sam no hubieran puesto los ojos sobre el caso.

— ¿Faltan los niños?— preguntó Dean muy intrigado.
— Sí, en cada familia hallada en sus autos hace falta el niño de menor edad— informó el sheriff—. Me alegra que haya llegado el FBI— dicho esto el sheriff dejó en el escritorio el informe de cada familia para que los «agentes» lo leyeran—. ¿Quieren un café?
— Cargado, por favor— Pidió el mayor de los Winchester sonriente.
El sheriff salió de la oficina.

— ¿Con qué falta un menor, eh?— cuestionó Samuel mientras que daba una rápida hojeada a los informe de las familias encontradas.
— Sabes, éste caso me recuerda a esa película donde hacen que los niños maten a toda propia familia mientras lo graban— Mencionó Dean.
— ¿Te refieres a Siniestro?— preguntó Sammy alzando la vista.
— Exacto— Chasqueo los dedos en afirmación—. ¿Y si nos estamos enfrentado a Boogie man?
— Fantaseas demasiado— respondió el chico de ojos tornasol, alzando las cejas.
Dean frunció el ceño por lo anterior dicho por su hermano menor.

— Bien, los McCarthy aparecieron con el pecho abierto y el corazón destrozado en la entrada del bosque. Sus pertenencias no fueron hurtadas y hace falta Patrick de tan sólo 6 años. Luego están los Benson, los Feininger y los Brennan. Todos bajo las mismas circunstancias, incluyendo el patrón de edad de los niños desaparecidos.— Leyó Samuel.

— ¿Espíritu vengador?— cuestionó a modo de sugerencia el ojiverde.

— Quizás.

— Aquí vienen los cafés. También traje donas— exclamó alegre el Sheriff al entrar con una bandeja con dichos alimentos.

— Gracias— contestó Dean recibiendo gustoso su café.

Entre las personas que se paseaban frente a la ofician hubo alguien que captó su atención.
Llevaba una gabardina beige larga, su cabello era oscuro y su piel algo apiñonada. No pudo ver mas de aquella persona puesto que su hermano le dio un codazo seguido de un «pon atención», volviendo a centrar su atención en el caso. El mayor de los Winchester no tuvo más remedio que volver su vista hacia el sheriff. 

En el Claro del Río [OS Destiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora