10. La fogata

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Me quedé sola en mi habitación después de que los chicos decidieran darme algo de espacio para relajarme. Tuvieron que llevarse a Nathaniel a la fuerza porque el sujeto estaba terco en quedarse para vigilarme.

Nathaniel era un sujeto muy extraño, al parecer sufría de bipolaridad incluso después de muerto, sin embargo ese no era el problema. La noche que lo vi por primera vez, Nathaniel se había comportado de una manera algo siniestra, y siguió así durante dos años, no fue sino hasta que Frederick apareció, que controlo un poco su humor, pero aquella noche tormentosa él me dijo algo que aun ahora no termino de comprender.

--tus padres se han ido. Estas sola y desprotegida—su mano se acercó a mi mejilla y pude sentir un frio recorrer mi columna

--¿eres amigo de mi padre? ¿Tú vas a protegerme?—una sonrisa algo perturbadora se dibujó en su rostro

--si, conocí a tu padre—su sonrisa se desvaneció—y ahora me perteneces, hasta que llegué el momento preciso

--¿Cuándo llegará el momento?—su mano rozó la pulsera y chispas saltaron

--llegará cuando esto se haya ido—dijo deslizando su dedo por la pulsera

Aun intentaba descubrir el significado de esas palabras.

Me di un baño largo para calmar mis nervios. En mi cabeza vagaban las palabras de Nathaniel y la identidad de aquella mujer que había intentado hacerme daño. Necesitaba relajarme, dejar de pensar en aquel asunto tan tétrico.

--buenos días Xavier—saludé cuando entre en la cocina

El hombre se volvió a verme y una sonrisa serena se dibujó en su rostro. En sus manos llevaba dos tazas de café que colocó en la mesa justo frente a Frederick y Antoni. Algo raro, ya que Xavier no solía ser tan atento con los chicos, siempre los ignoraba pero hoy parecía extrañamente amable.

--buenos días señorita Cavallari, ¿desea una taza de café?

--si, por favor—me acerqué a la mesa y tome asiento— ¿todo bien?—pregunte a los chicos que permanecían en silencio leyendo el diario

--nosotros deberíamos preguntar eso—respondió Frederick sin apartar los ojos del papel—lo más entretenido que ocurre en este lugar es el festival de otoño—cerró el diario con enfado y lo colocó sobre la mesa, muy lejos de el—esto es insoportable. Este maldito lugar necesita acción

--aquí está su café señorita—Xavier colocó la taza de café frente a mí y por su cara, no le había gustada para nada el comentario de Frederick—si necesita algo más no dude en avisarme—asentí con la cabeza y lo vi salir de la cocina

--¿Nathaniel?—el sujeto ni se inmutó— ¿Qué le sucede?

--está reflexionando sobre lo ocurrido anoche—respondió Antoni con calma—aunque en lo personal no creo que encuentre respuestas solo con intimidar al jardín desde una ventana

Nathaniel no contestó. Cosa rara en él, ya que siempre aprovechaba una oportunidad para quejarse y demostrar su desdén. El sujetó se mantenía de pie frente a la ventana que daba al jardín. Sus brazos cruzados y sus hombros subiendo y bajando con su respiración profunda. El no necesitaba respirar, pero era un tic que le daba cuando se enojaba, le salía natural.

--Nathaniel, relájate, no volverá a suceder—el sujeto no dijo nada, simplemente abrió la puerta al jardín y se fue—odio cuando se hace el digno

--está preocupado

--¿preocupado?—las palabras de Frederick me tomaron por sorpresa— ¿por mí?

--claro que no—cortó Frederick con sequedad—nada se había acercado por esta zona en muchos años y lo de anoche fue algo nuevo y muy extraño. Nadie debería poder verte, no mientras uses la pulsera

Un silencio lleno la cocina. Sabía que los chicos no estaban tan tranquilos como aparentaban, sin embargo había algo que al parecer estaba perdiendo, cosa que no me ayudaba a entender.

El ruido de una llamada entrante fu lo que me sacó de mis pensamientos. Tomé el teléfono y lo acerqué a mi oreja.

--¿Qué paso Sasha?

--diez de la noche bajo las vías. Ponte muy guapa

Sasha gritó aquellas palabras apuntó de dejarme sorda y colgó. La chica era realmente alguien muy extraña.

--demonios, había olvidado que la Fogata era hoy—arrugué la cara con fastidio y suspiré—debo de pensar que ponerme

--no me parece apropiado que salgas esta noche. No después de los eventos de ayer—Antoni sonaba realmente serio

--no pasará nada malo Antoni, además no puedo faltar, Sasha me mataría

--no creo que esa pelirroja tenga las habilidades para hacerlo—se burló Frederick

--nunca la has visto molesta. Parece un monstruo

Salí de la cocina y me dirigí a mi habitación, después de anunciarle a Xavier de mi salida. Pase toda la tarde leyendo para un trabajo de la escuela y cuando los chicos llegaron a irrumpir mi paz, puse una película. Antoni la escogió por lo que no me sorprendió despertar y encontrar una escena del robo de un banco. Me había dormido durante el resto de la película de Antoni y parte de la película de Frederick.

--¿Por qué nunca escoges una comedia o algo menos ruidoso?—me quejé mientras frotaba mis ojos

--de haberlo hecho te hubieras quedado dormida toda la noche y jamás hubieras ido a tu tonta fiesta—contestó como quien no quiere la cosa

--¿Qué hora es?—me volví a ver el reloj y maldije—porque no me despertaron antes—me quejé mientras me apresuraba al baño

Eran las diez con veinte minutos, en lo que me alistaba y caminaba hasta las vías pasarían unos cuarenta minutos. Sasha me mataría.

Me bañé lo más rápido que pude y corrí a buscar ropa en el armario. Me puse unas medias de gatito que compre en internet  porque eran muy adorables, me puse un short de mezclilla y una blusa gris holgada. Me maquille rápidamente y medio cepille mi cabello, llevaría un gorro, así no debía preocuparme por peinarme. Me puse unas botas negras, tomé mi teléfono y las llaves y salí de la habitación.

Corrí gran parte del camino, cuando llegue a la zona rocosa del bosque bajé la velocidad y me concentre en no caer. Podía oírse la música en la lejanía y vislumbrarse la fogata conforme te acercabas.

La Fogata es una especie de fiesta que se hacía dos veces al mes en algún lugar del bosque. Las fiestas no eran algo muy común en el pueblo por lo que se optó por hacerlas en el bosque, lejos de la vista de los padres, lejos de vecinos incomodos que nos gritarían a las dos de la mañana que bajáramos el volumen y lejos de cualquier reclamó. Solo seriamos puros chicos divirtiéndose y pasando un buen rato.

--¡por fin llegas! ¿Dónde te habías metido?—me reclamó la pelirroja cuando me acerqué a ella—te ves bien. ¡Amo tus medias!

--gracias—sonreí—me quedé dormida viendo una película y pues me levante corriendo y vine

--ay mujer, siempre te la pasas durmiendo—se burló. Me encogí de hombros totalmente de acuerdo—oh, hola Keyler

Keyler era un chico de la clase de química del cual Sasha estaba repentinamente interesada. Obvio, después de oír el rumor de que él estaba interesado en ella. La chica jamás lo había considerado, nunca posó sus ojos en el hasta ahora.

--Sasha, Casandra—saludó con una sonrisa

--hola Keyler—saludé intentando lucir no tan amargada, después de todo era una fiesta—creo que iré por algo de beber, ¿quieren algo?

--no Cas, estoy bien—respondió Keyler

--no te preocupes, no quiero nada—dijo Sasha con su sonrisa de “estorbas, lárgate”

Sonreí realmente divertida y me alejé. Sasha de verdad estaba loca pero en fin, es bueno tenerla de amiga.

KENNINGAR: A las Sombra De Sus Alas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora