Que vida la mia.

50 4 0
                                    

"Aùn no se tu nombre y ya eres dueña de mi, y me paso todo el dia imaginando tu risa..."

Razones para quererla no me faltaban, ella era linda, yo estaba solo, y estar solo no es lo mio, no me siento cómodo así. Ella era una chica buena, dulce a su manera, pero agresiva en su forma de pedir las cosas, no era alta; en realidad era bastante bajita, su cara era linda, aunque tampoco destacaba demasiado. El tema con ella eran sus ojos, esos ojos que siendo tan claros y transparentes, podían quemar y al segundo congelarte, esa mirada entre desafiante y seductora, pasando de la altanería a la humildad en cuestión de segundos, su color esmeralda enmarcado en un tenue color dorado que solo pude apreciar segundos antes de rozar sus labios con los míos.

Siempre me costo darme cuenta de mis sentimientos, y aun sabiendo de ellos me costaba demasiado profesarlos, en cambio cuando sabia que no sentía nada, no me costaba mentir, no me molestaba lastimar a las personas que se cruzaban por mi camino; es mas fácil lastimar a los demás que salir lastimado uno mismo.

Aunque en cierta parte era todo culpa de ella, en su momento la amè, después todo fue incierto, fue todo antes de ESA mentira, la única de la que me arrepiento, la única que me creí a mi mismo. Ella fue la primera persona a la que amè, y no se pudo permitir corresponderme, no era su culpa, era arriesgado amar a un atorrante como yo, no lo niego, pero yo me la jugué.

Suficiente introducción, mejor les cuento la historia desde el principio. Si quieren...
Yo tenia diecisiete o dieciocho años, ya no lo recuerdo tan bien. Soy un tipo alto, mi cabello vive en constante cambio, pero en ese momento creo que lo tenia de mi castaño claro natural, mis ojos color miel no eran desagradables, pero en comparación con los dos claros de luna que cruzaría ese tarde, eran los ojos mas planos y comunes del universo.

Caminaba solo, creo que iba a la casa de mi madre, pero no estoy seguro, lo único que recuerdo de ese día fue verla a ella, así a lo lejos, no pude despegar mis ojos de su figura, era una chica bajita, tendría unos dieciséis años, su cabello era de un color cobrizo, tenia un cuerpo bien proporcionado, no era una modelo, sino una chica bonita que te podrías cruzar en el vecindario, pero tenia un par de cosas que la hacían destacarse, su forma de caminar, segura, parecía que se iba a comer el mundo, y sus ojos, ¿Que puedo decir de esos ojos dulces como la miel y de esa mirada filosa como una espada? ¿Que puedo decir que no haya dicho ya? Disculpen que me vaya por las ramas de nuevo pero con esta mujer cualquier elogio se queda corto. Como les decía, la vi venir y cuando estuvo a centímetros clave mi mirada en sus ojos, la mire y la mire, y puede que hayan sido segundos pero a mi se me hizo eterno ese instante, me perdí en esa mirada, dios sabe que ya no quería despertar, y no preste atención al camino, esa bendita piedra me hizo caer, como la odie en ese instante, solo puede compararse a como la ame pocos minutos después, todos los que me vieron se rieron, pero no ella, ella me miro, se acerco y me ayudo a levantarme.

Tenia la nariz rota, la ropa demasiado sucia, y ese orgullo gigante que tanto me controlaba todavía no se había levantado de ese suelo mugriento y lleno de piedras (mi dignidad tampoco). Ella me llevo al hospital, yo había quedado un poco atontado por la caída, pero lo que no me dejaba hablar era la vergüenza, creo que ella lo noto, y se compadeció de mi. Aprovecho mi silencio para contarme la historia de su vida -hablaba como nadie- empezaba un tópico nuevo cada vez que su monologo se acababa, y yo seguía maravillado con esta incógnita de mujer, no sabia si estaba nerviosa o si era asi su naturaleza.

Al salir del hospital la acompañe a esperar el colectivo que la dejara mas cerca de su hogar, y ahi me dijo su nombre, Noelia CrakeHall, todavía recuerdo su manera de mover los labios, y como los deseaba, me contó de donde venia su nombre (Su pobre tía paterna se llamaba Noelia, murió de cáncer antes de cumplir los trece años) Y también que era descendiente de inmigrantes ingleses (Ella era parte de una orgullosa cuarta generación nacida en la Argentina), también me dio su numero telefónico, le sonreí y ella rió, debe haber sido grotesca la imagen, mi cara de tonto enamorado y mi nariz en ese estado, luego le agradecí, le pague al chófer y volví a caminar.

Al cabo de una semana la llame, no antes para no parecer desesperado, y no mande un mensaje porque creo que un hombre que se precie de serlo llama a la mujer que quiere ver para demostrarlo.Hablamos, hablamos durante horas, no me pude contener, y cuando vi que no tenia mas de que hablar le propuse vernos al día siguiente en la plaza, ella acepto y me hizo el hombre mas feliz del mundo. Dormí y por primera vez en mucho tiempo soñé con alguien, al despertar fui al colegio, la dibujè, le escribí canciones y cartas que jamas le entregaría, horas y horas soñé con ella despierto, mi compañero de banco no paro de burlarse de mi nariz en toda la mañana y no lo culpo, cuando me veía al espejo yo mismo me reía de mi estupidez.

Al salir de la escuela empece a caminar, casi automáticamente hasta llegar a la plaza.La vi a lo lejos, como aquella primera vez, y camine, y camine, y me jure que para llegar a ella, no habría piedra que me detuviera...

Mixtape.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora