¿Por qué? ¿Por qué tengo que pasar por esto? ¡¿Por qué no se detiene?! Ya, ya no puedo más, llevo días acá ó puede que incluso semanas.
Me rendiré, es mi única opción...
—¿Q-Que esta pasando? Maldición, mi cabeza da vueltas, ¿Dónde estoy?
Desperté en una habitación tan solo iluminada por una bombilla que al parecer estaba emitiendo sus últimos hazes de luz artificial, mi cabeza estaba dando vueltas, como si recién me hubiera bajado de aquel juego de las tazas que es muy popular en los parques temáticos, mis ojos no se enfocan y siento que rebotan descontroladamente como un par pelotas de goma arrojadas con mucha fuerza contra una pared de concreto; decenas de preguntas cruzaron por mi mente en ese momento, pero, un sonido detuvo mis pensamientos de una forma tan abrupta que podría decirse que todo mi cuerpo se congeló por algunos segundos. Era el sonido de una alarma y no de una alarma normal, era una que se me asemejaba a aquellas que aparecían en películas donde virus mortales escapaban de laboratorios e incluso esta estaba acompañada por una luz roja cuyo foco daba vueltas, "Abandone la sala inmediatamente, el gas será liberado en treinta segundos" , dijo una voz que salía de un pequeño parlante.
— ¿Pero que carajos? ¡¿Gas?! Maldita sea, debo salir de acá rápido, no se a que gas se refiera y prefiero no tener que averiguarlo.
Me dirigí estrepitosamente hacia la única puerta que tenia la habitación y la abrí lo mas rápido que pude solo para ver aquello que me esperaba del otro lado, nada, absolutamente nada, el otro lado de aquella puerta estaba colmado de total oscuridad, nada era visible, estuve a punto de regresar pero una voz me detuvo "El gas será liberado en 10, 9, 8, 7..." acto seguido cerré la puerta fuertemente y coloque mi peso presionándola, pude escuchar el sonido de algo que se esparcía por la habitación, si había sido liberado un gas que desconozco, esto iba en serio...
Me deje caer al suelo de modo que quedé sentado justo al lado de la puerta de donde recién había salido, no podía ver nada, ni posicionando mi mano justo en frente de mi rostro, el miedo invadía mi cuerpo a medida de que la oscuridad se adentraba en mi ser y comenzaba a sentir crujidos a mi alrededor, el momento de correr fue en el que sentí un susurro en mi oreja que dijo "¿Tienes miedo?" un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y salí corriendo aun sin saber que me esperaba más adelante.
Corrí y corrí sin aflojar el paso hasta que el cansancio me obligo solo a caminar, no sabía donde estaba, todo seguía en tinieblas, según mis cálculos tuvieron que haber pasado al menos dos horas desde el momento que desperté en aquella habitación, el constante pensamiento de que aquello que me susurró en el oído podría estar acechándome envuelto en las tinieblas del ambiente me incitaba a no detenerme, seguí mi camino, si es que así lo pudiera definir, durante algunos minutos más, hasta que un haz de luz blanca me cegó y cuando mis ojos al fin pudieron ajustarse lo primero que hice fue mirar a mi alrededor, estaba en una especie de colegio, habían pupitres, una pizarra y las mochilas de los estudiantes que permanecían colgadas en los espaldares de las sillas, pero, todo esto me parecía bizarramente conocido, en ese momento no podía explicarlo, pero, tenía la sensación de ya haber estado allí...
Escuche una campana a lo lejos, era un sonido que conocía de hace muchos años, ya me estaba haciendo una idea de donde estaba, no fue sino hasta que salí al pasillo y observe a mi al rededor que lo vi, ¡Era el! Era el Sr. Ted, mi maestro de primaria, el único maestro en el que confiaba, era muy amable conmigo y siempre me ayudaba con mis problemas familiares, vaya que era buen hombre, pero... El había fallecido tan solo hace un año, ¿Que esta pasando?
— ¡Señor Ted! ¡Señor Ted, soy yo! Dije desesperadamente con ansias de que me respondiera y me explicara que pasa acá, pero, no conseguí respuesta alguna, todos pasaban de largo, era como si no estuviera ahí. En un momento vi a un pequeño con mochila roja, corrí hacia y me coloque frente a el, la verdad ya sospechaba un poco esto pero el impacto fue más grande de lo que creía, ese niño era yo, ¡Ese niño era yo a los 11 años! ¿Cómo...? ¡¿Como es esto posible?! Nadie parecía escucharme, así que me limité a seguirme, si, por más loco que suene eso fue lo que hice, estaba recordando todos los eventos de ese día y sabia porque.
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La Guadaña Del Subconsciente
HorrorY si de repente despertaras en un sitio que no conoces, si el camino y tus pensamientos se nublaran cada vez más, si siempre volvieras a experimentar el mismo tormento una y otra vez... ¿Que tanto soportarías?