Capítulo VII

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- La capital me dijiste antes, ¿no? Pero, si estábamos en la cocina de mi casa y no hemos tardado ni 2 minutos en llegar.

- Arréglate el pelo anda, el viento deja muy mal a las chicas - Sofía se sonrojó y comenzó a peinarse con los dedos - El portal viaja muy rápido del mundo humano a Mounager.

Sofía miró su reloj.

- Te he dicho que no te preocupes por el tiempo. 3 horas aquí, es una hora allí - dijo Adam.

Sofía estaba alucinando, no había visto nada más bello en su vida. La ciudad era increíblemente maravillosa, no había palabras para describir lo que veían sus ojos. Ante ellos había un gran canal, parecía Venecia, pero sus casas eran más parecidas a las de Brujas. Tenían un estilo medieval que le encantaba, pero a su vez, a lo lejos podía ver grandes edificios de formas orgánicas, de vivos colores, muy modernos, que contrarrestaban con el estilo medieval de las otras casas. Todas las casitas tenían flores de muchos colores en sus ventanas y eso era algo que a Sofía le encantaba.

- Te gusta, ¿verdad? - le preguntó Adam.

- Muchísimo.

- Me alegro mucho de que te guste tanto.

- Una pregunta Adam, ¿por qué me buscaste para contarme quién soy en realidad?

- Soy el hijo del Ministro Central de Mounager, vamos, como si fuese el hijo del Presidente de tu país o algo así. Como ya te dije, el Gobierno estaba al corriente de todo lo que te ha sucedido y querían tomar cartas en el asunto desde un primer momento, pero no podían intervenir directamente ellos y cruzar al mundo humano, lo dejaron pasar durante unos años pero entonces yo me interesé por el tema y decidí ayudar de una forma u otra. De ese modo, me enviaron en tu búsqueda para contarte quién eras en realidad.

- Interesante, bueno, quiero saber más cosas. Cuéntame más.

- Todo a su debido tiempo, mi padre puede contarte mejor las cosas que yo, y más, sin duda.

- ¿Vamos a ir a ver a tu padre?

- Sí, si quieres seguir con esto, claro, si no, nos damos media vuelta, vuelves a tu casa y esto nunca habría pasado. De todas formas, no pongas cara de "oh, mi futuro marido me va a presentar a su gran padre" -  dijo Adam haciendo gestos muy femeninos.

- No no no, desde luego que no, esto estaba ya claro, pero...

- ¿Pero qué?

- Que ir a ver al Presidente o al Ministro Central o como se diga, impone y no tengo ni idea de nada y podría resultar chocante todo.

- Tranquila, como ya te he dicho, están al corriente de tu situación desde el primer momento y ahora que vas a cumplir la mayoría de edad en poco tiempo, quieren ponerte al corriente de todo y explicarte sus intenciones.

- ¿Intenciones?

Sofía ya se pensaba lo peor.

- Sí, intenciones. Vamos rápido que el camino hasta el Ministerio es largo.

- Cuéntame más cosas, por favor, por favor, por favor - dijo Sofía dando saltitos.

- Pero qué cursi eres, pequeña.

- Que no me llames pequeña, y no soy cursi.

- No, claro que no, para nada. A ver, te voy a contar algo interesante. 

- Soy toda oídos.

- Cuenta el origen de nuestra historia, que existían personas por distintos sitios del mundo, que tenían el mismo Don y debían unirse para que la sépitma generación de esas personas, tuviesen un poder increíble, muy superior al resto. Hay distintos dones, está el cambio, que es el poder que permite a las personas en transformarse en lo que deseen; la telepatía, que ya sabrás lo que es;  el traslado, que es el Don de mi familia; el Don de la adivinación, personas que leen la mente y adivinan el futuro y por último, siendo el Don más peligroso, el Don de poder cambiar los pensamientos de las personas, su destino e incluso dar muerte en algunos casos. Tú y tu familia, efectivamente, tenéis el Don de la adivinación. Bien, había personas dispersas por el mundo como ya te he dicho y debían encontrarse para llegar hasta la séptima generación. Para ello, crearon esta ciudad, donde se reunirían todos para evitar malas miradas del mundo humano. Aquí no existe el romanticismo en la mayoría de los casos. Las personas se casan con quienes les corresponde para seguir creando séptimas generaciones. La séptima generación de uno de los dones, o muere sin descendencia, muriendo con él el poder del séptimo, o se une a alguien de su Don, independientemente de si es séptimo o no, entonces se rompe la cadena y vuelven a empezar desde el principio para que sus descendientes lleguen a la séptima generación. ¿Lo entiendes?

- Creo que sí, pero lo que no he entendido del todo bien es por qué no hay amor.

- Sabía que preguntarías, eso, eres una romántica. Algunas veces surge el amor entre las personas que están destinadas a casarse, pero la mayoría de las veces no.

- Pero eso es muy triste, es como un matrimonio de conveniencia. 

- Nuestro mundo es así, pequeña.

- Sigue siendo muy triste.

- Toda persona ambiciona con seguir con la tradición y que su familia tenga muchas séptimas generaciones. Te contaré algo más, los del Don del poder cambiar pensamientos y... eso, están apartados, no viven aquí con nosotros.

- ¿Por qué dices "y eso"?

- No está bien decir la palabra... muerte, digamos que da más poder a los sedientos de... eso. Ya hemos llegado al Ministerio. Ah por cierto, tú y yo somos las séptimas generaciones de nuestras familias.

Con la salida del Sol - NO CONTINUARÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora