Capítulo XIV: Time Waits For No One, Segunda Parte.

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—¿E-eso es...? — Balbuceó Tsuna al tiempo que un mal presentimiento oprimía su pecho y un escalofrío de terror recorría todo su cuerpo.

—Es exactamente lo que estás pensando que es—Afirmó el enemigo, riendo por lo bajo—Y ya que fuiste el primero en darte cuenta, serás el primero en desaparecer—Sentenció de forma burlesca.

—¡No te atrevas! — Exclamó Gokudera en el tono de voz más firme del que fue capaz, intentando así ocultar la enorme preocupación que comenzaba a apoderarse rápidamente de él.

—Si no dejas de estorbar, serás el siguiente— Amenazó el rubio al tiempo que presionaba el gatillo de su arma.

Acto seguido, y sin que se emitiera ruido alguno durante el proceso, un destello de luz verdácea salió disparado desde el cañón de dicha arma en dirección hacia donde el castaño se encontraba, quien por su parte esquivó este disparo sin ningún tipo de inconveniente, aprovechando esta instancia para retroceder un par de pasos y alejarse del rubio, quien ante este hecho simplemente se limitó a disparar nuevamente, obteniendo la misma respuesta por parte del ojimiel.

Esta situación se prolongó durante varios minutos, durante los cuales Tsuna intentó desesperadamente aumentar la distancia entre el enemigo y él con cada disparo de este que esquivaba exitosamente, albergando la esperanza de eventualmente ser capaz escapar del radio de alcance del arma del rubio, sin embargo, muy a su pesar, los destellos de luz emitidos por dicha arma continuaban pasando a muy corta distancia de él sin importar cuánto se alejaba del enemigo, inclusive sucediéndose entre sí con más rapidez cada vez, mientras que, por su parte, el desgaste físico que había significado para él el anterior experimento forzado del rubio se dejaba sentir con más fuerza con cada ataque esquivado. Debido a todo lo anterior, el castaño era perfectamente consciente de que cada segundo que permitía que aquella situación se prolongara sólo aumentaba la ventaja del enemigo, sin embargo, no había prácticamente nada que pudiese hacer para modificarla. Sabía que la única forma de salir victorioso de aquella batalla era arrebatándole de alguna forma el arma al rubio, pero, ¿Cómo se suponía que hiciera eso si lo único que podía hacer era huir de él?

El ojimiel se encontraba tan sumido en aquella reflexión que, en cierta ocasión, luego de esquivar uno de los ataques enemigos, sólo se percató de que el rubio había disparado nuevamente inmediatamente después cuando el destello de luz verdácea se encontraba apenas a un par de metros de él. Desesperado, intentó esquivar aquel nuevo ataque, sin embargo, su cuerpo parecía haber dejado de responderle súbitamente producto del miedo.

Ante esto, el peliplateado corrió a la máxima velocidad de la que fue capaz hacia donde el castaño se encontraba, y una vez que estuvo junto a este, lo empujó con una fuerza tal que causó que los dos perdieran el equilibrio durante un par de segundos y estuvieran a punto de caer sobre el césped. Afortunadamente para ambos, esta acción bastó para lograr que aquel letal destello de luz pasara apenas a un par de centímetros de distancia de ellos antes de chocar contra uno de los muros de la mansión y desaparecer.

—¿Está bien, Décimo? — Inquirió el ojiverde en voz baja y con una expresión de profunda preocupación en su rostro una vez que ambos recuperaron el equilibrio

—Por ahora, sí...—Respondió el aludido tímidamente.

—Si seguimos sin hacer nada más que esquivar los ataques del enemigo, nunca podremos ganar esta batalla—Sentenció Gokudera en un decidido tono de voz—Tenemos que encontrar alguna forma de quitarle su arma—

—Estaba pensando lo mismo, pero ¿Cómo se supone que hagamos eso? —Replicó Tsuna

—Creo que tengo una idea—Afirmó el peliplateado en un tono de voz que buscaba transmitir seguridad—Espere aquí, por favor—

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2016 ⏰

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