CARTA 39

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El es un chico de cabello castaño, nariz delgada y una sonrisa perfecta, es caballeroso, amable y muy gracioso pero jamás pensé que podía enamorarme de él.
Planeaba no querer conocer a ningún chico, no quería hacer amigos después de que te fuiste, me volví callada y seria, intolerante también, pero llegó el, justo cuando necesitaba una mano.
Pasaba por momentos difíciles, mis padres estaban peleados y habían demasiadas peleas en casa, mi padre había sido despedido y a mi única hermana la habían sacado de la escuela por haber golpeado a una chica ya que ella hablo mal de nuestros padres y sin dudarlo mi hermana la saludo con un puño es su cara. Estaba triste, enojada con el mundo y adivina que... Estaba cometiendo suicidio pero no ese tipo de suicido si no un suicidio escolar. Faltaba a clases, no hacía trabajos y tenía demasiadas calificaciones bajas, no podría sobrevivir más en la universidad si seguía así,  y podría no contar con un futuro. Ese día yo me sentía muy mal y estaba pensando en dejar de estudiar. Pero que crees  también empecé a fumar algo que habíamos prometido que no haríamos jamás pero esa promesa la rompí y caí en el vicio.
Estaba esperando el autobús,  era de noche, la luna brillaba en su mayor resplandor, fumaba un cigarro y  jugaba con un charco que estaba en el suelo.
<<Hola>>~se acerca un chico de sudadera gris.
<<Que quieres>>~le contesto mirándolo de arriba abajo . El sin avisarme me quitó el cigarro de la boca y lo tiro al suelo pisoteandolo en aquel charco gris.

¿Recuerdas Cuando Solías Amarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora