—Isora...siempre he que quierido decirte algo...pero...nunca he tenido el suficiente valor...
—¿Qué es lo que tienes que decirme, Ventohey?— Pregunta la Isora acercándose lentamente a él.
—Yo...—se sonroja y aparta su mirada de los ojos de la joven y la coge de la mano con delicadeza—... Te quier— No acaba la frase al escucharse algo ruidoso.
—¡Isora, te toca!— Decían múltiples voces al unísono.
Él, ella, las palabras, los sentimientos, todo se comprime a una velocidad incalculable y se convierten en oscuridad momentánea. Cuando Isora vuelve a recuperar la vista, se da cuenta de que se encuentra en el instituto, en clase.
«¡Ahora no! Estaba llegando a la parte más interesante...» Piensa ella «Pero él nunca me diría eso... Sólo ocurriría en mi imaginación.» «Vaya, todos los compañeros me están mirando...qué intimidante.»Pensaba mientras miraba a su alrededor e intentando recordar qué le habían dicho, recogiendo las palabras suspendidas en el aire «Hmm...escuché: "Isora" y "toca". ¿Qué frase podría construír con eso?» «¡El profesor también me mira fijamente! Ah, creo que es mi turno de ir a recoger el examen.»
Se levanta y camina, nerviosa por saber su nota. «No me acordaba de que estaba en clase de historia, con este profesor que me mira con cara de asco al verme estudiar, ya que yo estudio de una forma...un tanto peculiar: dibujando en viñetas lo que va ocurriendo y así es más fácil de aprender. El profesor me dice que así no voy a aprobar, pero por lo menos me divierto con la asignatura, y aprendo el doble...o incluso el triple; que de eso se trata, ¿no?»
—Toma anda.— Dice el profesor tendiendo el examen sin mirarla a los ojos, con una expresión seria.
Ella busca ansiosa el número que decidirá su estado de ánimo durante el día. ¡Un 6! Sus ojos brilaban como nunca, ¡Por fin aprobaba esa difícil asignatura tras innumerables fracasos!Toca la última sirena y todos los alumnos salen disparados de las clases, empujándose, por irse rápido de allí. Isora, simplemente, espera a sus amigas mientras acaban de salir las feroces manadas de alumnos para ir ellas con tranquilidad.
Al volver a su casa y acabar de almorzar, recuerda que tenía que grabar su parte del vídeo para un trabajo de inglés, por lo que baja, de nuevo al instituto.
Para su impresión la puerta principal estaba abierta, así que entra. Unas pocas luces, que se encienden con sensores de movimiento, despejaban las sombras de los silenciosos pasillos. Según dicen, la única persona que suele estar en el instituto por la tarde es la señora de la limpieza. Aquélla mujer sin voz que siempre va acompañada de su carrito con productos de limpieza, «Aunque...—piensa ella—¿y si lleva ahí dentro productos químicos corrosivos o peligrosos que ocasionan mutaciones? Podría desencadenarse así una invasión zombie. En tal caso, puedo bajar esa escalera hasta llegar a la zona de recreo. Pero me apresarían... No. No me apresarían porque podría subir por la escalera que llega al pabellón y luego atravesar la rampa que conecta el pabellón con la salida.»
—Este sitio es perfecto —Dice triunfante al llegar a un lugar medio iluminado —aquí podré grabar sin problemas.—Dice sacando el móvil.
Al acabar de grabar su parte, decide ver cómo quedó el vídeo, por si acaso no se oye o no se ve bien.
—Un momento...¿qué es eso de ahí detrás? —Dice en voz baja renaudando el vídeo varias veces y subiéndole el brillo a la pantalla para verlo con más claridad. En el vídeo se veía a ella, hablando y alguien, a lo lejos, que movía una mano como si dijera: "Ven". Esa persona, por su ropa blanca y azul, parecía la mujer de la limpieza. Isora, temerosa, levanta la cabeza pero no la ve. Sin ponerle importancia se dispone a salir del instituto. Iba a subir las últimas escaleras cuando el sonido chirriante del carrito de la limpieza del pasillo de su derecha despierta en ellla la curiosidad. Lo observa atentamente descubriendo que la mujer se perdía en la oscuridad del pasillo. Isora anda lentamente hasta el final pero no la encuentra. Estaba dispuesta a dar media vuelta cuando oye, por lo bajo, el sonido de una puerta abriéndose. Se gira y, efectivamente había una puerta entreabierta. Pero era el cuarto de los trastos, a la que los alumnos no les estaba permitido entrar. La intriga la carcomía por dentro, su corazón latía con mucha fuerza «Puede que en esa clase hayan experimentos ilegales en humanos, algo así como...el "Área 51". Bueno, allá voy, espero no meterme en problemas...»
La temblorosa chica termina de abrir la puerta y entra.
Lo que no sabe es que esa acción cambiará el destino de su vida. Un simple paso en aquella habitación hará que se adentre en un camino con un oscuro destino.
Éste es el deseo de quien la observa de entre las sombras del frío instituto.
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Plumas Negras (Kuroi Mannenhitsu)[PAUSADA]
Fantasy¿Te imaginas que pudieras crear todo lo que quisieras con tan solo escribirlo? Ésto se puede lograr usando una Pluma Blanca pues tiene tinta ilimitada. Pero para conseguir una, primero habrá que jugar a un juego. Nuestros ocho participantes se juga...