Cap. 4

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Aquí me encontraba, sentada en una cafetería con las flores a un lado de la mesa y la mochila en la silla de adentro. Cuando llegue al aeropuerto de Moscú, hice lo que Don me dijo, llame al número del teléfono y di mi nombre como me dijo, la persona al otro lado me indicó que la esperara en el aeropuerto por lo que ahora estoy aquí terminando mi segunda taza de chocolate y mi cuarto bollo de fresa.

Me siento algo asustada por lo que me voy a encontrar cuando llegue con la abuela, pero más por confiar en alguien que nunca he visto como la persona que me contesto. Estoy algo cansada por el largo viaje, pero mis nervios eran mayores. Todo este rato Sora y yo hemos hablado de cualquier cosa para distraernos. Ella estaba preocupada por lo que venía y además las flores no le gustaban mucho, eso me hizo sonreír.

Cuando estaba decidida a ir al baño la puerta del local se abrió dejando ver a un chico de aspecto rudo, pero atractivo. Cabello corto oscuro, ojos verde intenso, nariz perfilada, unos labios carnosos que se encontraban en una fina línea. Lo vi bien y sus ojos buscan a alguien, su mirada fría se topó con mis ojos y rápidamente volví mi rostro, un calor se instaló en mis mejillas, supe que me sonroje, solo espero que no sea la persona que mandaron a buscarme.

Mi suerte no es muy buena por lo que ahora estaba sentado frente a mí, con su fría mirada directo a la mía. Decidí que al dejar a mi familia no iba a permitir que nadie más me intimidara. Soy una chica de 18 años que ha vivido como alguien de cien, nadie volvería a pasar sobre mí, Sora estuvo muy de acuerdo, por eso estamos teniendo una lucha de miradas con el chico.

Un sensación de satisfacción me invadió cuando el chico bajo su mirada, sabía que había ganado, pero trate de no demostrarlo y preferí cubrir la sonrisa que quería salir con una pregunta

¿Quién eres? –una pregunta simple que me hará conocer a mi compañero de mesa, soy buena con las expresiones y reconocimiento de voz

Me llamo Joel, tu abuela me mando a recogerte –algo en su voz me decía que hay algo más

Dime Joel ¿Cuál es la razón por la que no ha venido mi abuela? Si lo pensamos bien si ella me recoge estaría más cómoda ¿no crees? –lo mire con una ceja levantada, por un instante sus ojos mostraron sorpresa, cualquiera hubiese pensado que fue una alucinación pero estoy segura de lo que vi

No pudo asistir por cosas de la manada y me pidió el favor, no tenía nada que hacer –dice encogiéndose de hombre, para quitarle importancia pero mirando hacia la ventana

Vamos a hacer que te creo –me levanté ­–voy al sanitario y nos vamos ¿de acuerdo? –sus ojos esta vez sí me miraron, le sonreí y me dirigí al cuarto de aseo

Al salir, Joel hablaba por teléfono pero termino la llamada cuando llegue a su lado. Tomé mi mochila y las flores, él se extrañó por ello pero no dijo nada, me despedí de Mik, la chica que me atendió, y salimos.

El chico de los ojos intensos me guio hasta una camioneta muy linda, quito la alarma y nos subimos. Salimos del aeropuerto para cruzar la ciudad de Moscú y dirigirnos hacía un enorme y hermoso bosque, sus árboles son altos y llenos de vegetación, a donde mirara había vegetación, sé que en un bosque es normal encontrar vegetación, pero esta es muy diferente a la que vi en mi casa, esta es más grande y sus colores son más vivos.

Joel y yo no hablamos en todo el rato, pero en una ocasión lo miré y descubrí que tiene una marca, bueno es más una cicatriz a un costado de su cara. Eso me dijo que su vida no ha sido la mejor pero que ha luchado con garras y colmillos por ser la persona que hoy es. Sonreí y voltee mi cara a la ventana, era una sonrisa de agrado, no una de 'me gusta este chico', no. Sentí su mirada unos segundos en mí lo que me hizo sonreír más.

Más que una simple LobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora