No se qué decirte, no se si disculparme por no ser lo que todos esperan o quieren que sea. No puedo ser como mi hermano, que en el boletín del colegio no encontraba otros números mas que nueves y dieces. Que siempre era abanderado, se portaba bien, era el hijo y el alumno perfecto.
Es la tercera vez que te escucho decir que si pudieras matarme, lo harías. Las consecuencias no importan, entonces... ¿Por qué no lo haces de una vez? Te ahorrarías disgustos, problemas de salud, mal humor, estrés. En cambio yo ya no tendría que seguir viviendo con la presión de ser la chica perfecta.
Hoy todos se fijan en las notas, pero claro, se quejan de las materias que te llevaste, pero nunca te felicitan por las que aprobaste. No ven en lo que uno es realmente bueno, ya no importa la actitud que tengas, las ganas que le pongas a lo que realmente te gusta, porque nunca van a estar satisfechos si no es lo que ellos buscan.
No sé si tengo que esperar a que me mates o perdírselo a alguien más para que no te ensucies las manos. Porque soy demasiado cobarde para suicidarme y no soporto el dolor.
No tengo un arma para encestar un golpe rápido e indoloro, morir de hambre tarda mucho, no puedo lanzarme de la ventana porque tiene barrotes y tampoco soy fanática de cortarme las venas.
No sé qué hacer con mi vida, no sé por qué soy así, y si yo misma me confundo, no puedo esperar que el resto me entienda.
Hoy es Noche Buena y mañana Navidad... ¿Y si de regalo le pido a Papá Noel que me destierre de este mundo? Acéptenlo como una ofrenda...
-Anónimo
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Noche Buena, Navidad de Sangre
Short StoryA veces lo único que se siente es la necesidad de desaparecer para siempre...