Albus Potter y el secreto de la mazmorra

Angelina Riddle parte

En alguna calle, de algún pueblo perdido de Cornualles, hace mucho tiempo, comienza nuestra historia. En esta calle apareció un señor que parecía haber sido escupido por la tierra, el hombre, ya entrado en años, con pelo canoso y túnica plateada, portaba un paquete cubierto de mantas entre sus brazos cuidadosamente. Es hombre se llamaba Albus Dumbeldore, director de la escuela Hogwarts de magia y hechicería, orden de Merlin primera clase. Y el paquete cubierto de mantas que sujetaba entre sus brazos era una niña recién nacida, llamada Angelina, Angelina Bella Riddle. Y había sido arrancada de sus padres, porque su existencia debía de ser un secreto, que ni siquiera sus padres debían de conocer, y aún menos el ministerio de Magia. ¿Qué pasaría si saliera a la luz que lord Voldemort y Bellatrix Lextrange habían tenido una niña? Le apedrearían ahora que su progenitor no estaba, Dumbeldore debía protegerla, la niña no tenía culpa de nada. Pero Dumbeldore sabía; sabía, que un secreto de tal magnitud algún día se descubriría y a lo mejor él ya no estaría ahí para dar refugio a la niña en la escuela.
-Oh, pequeña Angelina.- Dijo en un suspiro mirando a la bebé.- No sabes pronunciar ni una palabra, y ya me estás dando quebraderos de cabeza.-
Entonces la pequeña sonrió levemente, como si lo hubiese oído todo y sintiera compasión por el viejo Dumbeldore.
Angelina fue inscrita en un orfanato para niñas mágicas que habían perdido a sus padres durante la guerra mágica. Creció sana y feliz, oyendo más el nombre del niño que sobrevivió, que el suyo propio. El día de su onceavo cumpleaños recibió una visita, al igual que otras muchas niñas del orfanato, pero en su caso no fue un alegre profesor de túnica colorida y sonrisa radiante quien le informó de su plaza en Hogwarts, sino que un hombre vestido completamente de negro, de cara seria y pelo grasiento llamado Severus Snape.