Un cliché más

Capítulo 3: Las preocupaciones de tu amiga

Piper P.O.V

Se acercaba la fiesta, por lo que era hora de nuestro momento de chicas. Eso significa...

—¡Miranda, baja rápido! ¡Vamos a llegar tarde a casa de Silena! —le grité desde el auto.

Miranda bajó medio chueca de su habitación. Por poco y se cae subiendo al auto de Clarisse.

—¡¿Por qué tardaste tanto?! —le preguntó Annabeth.

—No había regado mi planta. —se excusó.

—¡Te entiendo! —le dijo Katie.

Annabeth rodó los ojos. Clarisse encendió el auto y nos fuimos al salón de belleza de nuestra amiga, Silena.

Silena es ese tipo de chica dulce y amable. Tiene un salón de belleza junto a su casa, y siempre vamos ahí para arreglarnos.

Mientras estaba en el auto con mis amigas, estábamos hablando de cosas de chicas, ya saben.

—¿Trajeron su ropa para cambiarse en casa de Silena? —preguntó Rey-Rey.

—¡Sí! —exclamamos todas.

No tardamos mucho en llegar. El salón de belleza es realmente acogedor. Tiene música relajante y huele a limón.

Cuando llegamos, nos bajamos del auto y entramos. En la recepción, estaba Kayla, quien trabaja los viernes como recepcionista.

—¡Hola, chicas! —dijo feliz.

—¡Hola! —saludamos a la vez.

—¿A arreglarse para la fiesta? —preguntó. 

—Claro que sí. —dije. —¿Vas a ir?

—Obvio. Silena nos arreglará a Lou y a mí después de ustedes. —dijo.

—¡Chicas! —dijo Silena saliendo de un cuarto.

Nosotras nos acercamos para abrazarla. Ella es muy muy alegre. Y también está muy muy enamorada.

—Vengan por aquí. —dijo.

Cuando pasamos, cada una se sentó y comenzaron a hacernos nuestros peinados y maquillaje.

—¿Pescarán chicos esta noche? —preguntó con picardía Silena.

—Oh, no no no no. —exclamó rápidamente Annabeth. —Pero esta puede ser tu oportunidad para hacer que Charles se enamore aún más de ti.
Eso hizo que Silena se sonrojase por completo. 

Charles Beckendorf y Silena están completamente enamorados el uno del otro. Y amamos jugar con Silena con su amor.

—Chicas, vinieron a peinarse y maquillarse. No a molestarme. —dijo nerviosa.

—¡¿Para qué crees que son las amigas?! —preguntó divertida Reyna.

Comenzamos a reír. Silena hizo un puchero, pero estaba intentando no soltar su propia risa. Miró su peinadora, donde tenía una foto suya con Charles. Sonrió cuando lo vio.

Cuando terminamos, no pudimos evitar sonreír. Estábamos hermosas.

Mi cabello está cortado de forma desigual, por lo que no fue tan difícil hacer mi peinado.