Dulce Amor

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Pasaron alrededor de cuatro meses, en los cuales me divertí mucho junto a él, este fin de semana visitamos un hermoso parque rodeado de praderas verdes y árboles, quienes en su copa tenían unos frutos rojizos de un aroma delicioso y un sabor acaramelado y jugoso.
Cerca de las 7:00 de la tarde, Izumi y yo visitamos una playa cercana, al llegar, nos instalamos en una pequeña cabaña que poseía una terraza... desde ahí se podía contemplar como los colores del cielo variaban de amarillo a naranja mientras el sol, con rojas tonalidades, declinaba en el lejano horizonte.

Al caer la noche, la oscuridad de esta deja brillar las estrellas y el firmamento parece encender miles de luces en aquella bóveda celeste rebosante de constelaciones...
Izumi observaba el cielo con unos ojos llenos de brillo resplandeciente, lo quedé mirando por un instante, me enamoré del destello de sus ojos, de su candor... que me envolvía suavemente.., él volteó y su mirada se dirigió hacia mí..

-¿Qué pasa? me preguntó.

-Me encantan las estrellas, le respondí con una sonrisa.

-A mí también, pero... no tanto como me encantas tú...

Lo miré sorprendida..

-I..Izumi... tú...

Se acercó a mí, quedando a escasos centímetros de distancia, su mirada y la mia por fin se encontraron... suavemente me acarició una mejilla... seguido de eso... me tomó de la cintura y poco a poco fue acercando sus labios a los mios.... cerró sus ojos y yo hice lo mismo, sus labios eran suaves y dulces como un caramelo, aquel beso fué largo y profundo... sin mencionar.. que fué en la noche, a la intensa luz de la luna...
nuestros labios se separaron, el rostro de Izumi estaba sonrojado.. se veía muy tierno, luego de eso nos sentamos en una pequeña banca, me abrazó...
me sentía tan tranquila y segura en sus cálidos brazos...
le acaricié el cabello, como era de esperarse era tan suave como el terciopelo, su aroma...
era indescriptible, era similar a la vainilla...
quería permanecer por siempre al lado de Izumi...
porque él me hacía feliz.. y era la persona mas perfecta que jamás conocí.

El espejo de mi serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora