Cuidado con lo que deseas, idiota
ERIKA
Ayer justo después de llegar de mi cita con Scott tuve una larga charla con mi madre sobre la inclusión no prevista de un pasajero más a nuestro viaje, que acabó finalizando con un sonoro "sí".
Desperté por la mañana, el ajetreo de mi familia organizando el viaje a Italia se escuchaba demasiado. Me miré al espejo y vi mi sonrisa imperturbable, me sentía enamorada, feliz, la vida por fin empezaba a ser como un sueño. En mi ventana había un ramo de lilas, junto con una nota, era de Scott, tenía escrito el siguiente mensaje:
"Mientras estabas durmiendo no podía dejar de pensar que algo faltaba en tu ventana, por cierto, has conseguido que deje de mirar las estrellas".
Al contemplar su nota mi sonrisa se amplió aún más, ahora mismo me iría con él al fin del mundo. Mi móvil vibró en mi bolsillo, eran mensajes de Maya.
>> ¿Hacemos algo? Sé que estás ahí. Pelirroja no me ignores.
Nada más leerlos respondí:
>> Me voy de viaje Maya —le iba a echar de menos.
No tardó ni cinco segundos en responder.
>> ¿A dónde? Qué suerte—añadió.
>> Me voy a Italia un mes.
La palabra "mes" creo que no le hizo mucha gracia.
>> ¿Un mes? ¿Un mes sin verte? Italia es impresionante, podías haberme llevado contigo —sus comentarios me hacían gracia.
>> No podía, ya va un invitado inesperado —no pude guardar el secreto.
>> ¿Un chico? —¿cómo lo supo?
>> Sí, un amigo.
>> ¿Un amigo especial? —siguió insistiendo.
>> Algo así—respondí nerviosa.
>> Tía, tenías que habérselo contado a tu mejor amiga.
Su comentario me dejó un poco confundida.
>> ¿Mejor amiga?
>> Sí, soy tu mejor amiga, no tienes muchas opciones, ya sabes lo cabezota que puedo llegar a ser.
>> Cabezota no es la palabra que yo utilizaría.
>> Me quieres pelirroja, no puedes vivir sin mí, tranquila yo guardo tu secreto.
>> Vuelve pronto, ¿vale? —dijo Maya de corazón.
>> Te voy a echar de menos, " loca corta camisetas"—me reí recordándolo.
>> Y yo "sosa demasiado formal" —en el fondo la quería mucho, gracias a ella sabía lo que se sentía al tener amigas.
Terminé mi conversación, comí con mi familia, me sentía extraña, tal vez se debiera al hecho de que no había recibido ningún mensaje de Ares, mi cabeza no dejaba de pensar que le faltaba ese mensaje que volvía a mi mente del revés.
Terminada la comida, nos dispusimos a salir en dirección al aeropuerto, pero Scott estaba esperando con su moto en mi puerta.
—¿Necesitas que te lleven? —dijo desde lejos mi apuesto novio, sonaba tan bien en mi mente.
—Iba a ir en coche—miré a mi madre de reojo buscando su aprobación.
Mi madre me guiñó un ojo y Scott dijo:
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Alea Iacta Est La Suerte Está Echada© [YA EN LIBRERÍAS]
Novela JuvenilPara McCain: Tu vida es un sin sentido , no te engañes. Tu hermana se ha ido, tus únicos amigos son los libros que siempre te acompañan, el amor no ha llamado a tu puerta. Por eso, pase lo que pase, despejate caminando hacia la escuela como habitual...