Parte única.

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Siete años de noviazgo tirados por la borda. Besos suaves y caricias placenteras reemplazadas por fuertes discusiones. Bonitas sonrisas intercambiado por llantos y abusos. Y el amor más puro, volviéndose tóxico y siendo acompañado por el dolor.

Nos conocíamos desde la secundaria. Él se veía tan pequeño e indefenso, tan lindo y tan tímido que no podía evitar mis ganas de querer abrazarlo. Siempre recorría los pasillos con sus pálidos brazos cargando una docena de libros y con sus lentes deslizándose por el puente de su nariz. Nunca solía fijarme de más en los otros detalles de su cara, claro que no, sus labios esponjosos y rosas eran lo único que captaban mi atención, tenían una peculiar forma acorazonada y se veían tan suaves y apetecibles.

Odiaba admitirlo, pero se me hacía agua la boca de sólo verlos.

Siempre era igual, lo seguía con la mirada sin vergüenza alguna mientras Chanyeol me golpeaba en la cabeza para que disimulara. Yo rogaba que esos profundos ojos se fijasen en mí por alguna vez.

Aquella tarde de octubre, que terminé chocando con él y tumbando sus cosas, Chanyeol me había empujado un poco más fuerte de lo normal. El enano casi me arranca la cabeza de un puñetazo por tumbarle sus textos.

Luego de eso, ya fue inevitable no acercarme. Claro que el enano no aceptó mis disculpas y me sacó a patadas de la biblioteca como si esta le perteneciera, sin embargo, no me rendí.

Nuestra relación se volvió extraña. Kyungsoo era alguien demasiado complejo y yo una persona muy despreocupada. A él le encantaba el orden, la limpieza, llevar la ropa impecable y arreglada, mientras que mi habitación era la guarida de un zorrillo y de cosa no se me olvidaba vestirme, creí que incluso llevaba la ropa interior de la semana pasada.

Pero a pesar de todo, a pesar de ser distintos, encajábamos. Pronto estábamos en la cafetería más famosa de Seul, ambos engullendo los pasteles que allí vendían y tomando café importado desde los países con mejor producción, luego llegó un noviazgo que luego de años nos llevo a vivir juntos y posteriormente a una ruptura desastrosa.

Y aún sigo sin entender qué sucedió. Qué nos sucedió. ¿Fue un error suyo o mío? ¿no éramos el uno para el otro?

Al parecer no éramos perfectos, o yo no lo era para él, porque Kyungsoo para mi era todo... Él era mi vida.

Creí ciegamente que todo podría mejorar. "Sólo es una etapa" me decía. Pero llegar a casa y encontrar al amor de mi vida en brazos de otro me arrebató la única esperanza que tenía.

Chanyeol siempre había sido cercano a ambos, el alto era mi mejor amigo desde que teníamos cinco años y había empezado a trabajar en la misma empresa de mi pareja.

Nunca creí que me traicionaría de esa manera. Que ambos podían estar juntos sin pensar a quienes dañaban.

Eso me destrozó tanto que me sentía entumecido. No podía llorar, las lágrimas me quemaban la vista pero no salían. Me ahogaba, me ahogaba de dolor, me sumergía en el odio y el rencor y en lo negativo que ellos dejaron.

No sentía amor por Kyungsoo, ya no. Me provocaba asco siquiera pensar en ese ser tan despreciable. Y me ardía haber perdido tanto tiempo en una persona tan poca cosa.

Yo era un tonto. Me dejé manipular tan fácil. Estaba justo frente a mis narices que Do Kyungsoo no llegaba ni a apreciarme. Sus malos tratos -que alguna vez justifiqué con su manera de ser tan retraída- lo decían todo, su poco tacto al tener intimidad, su supuesta ''timidez'' cuando lo dejaba frente al trabajo y lo besaba frente a sus compañeros, todo eso eran pruebas vivientes y obvias de que la química que creí palpitante entre ambos, sólo la sentí yo.

Llamaron a mi puerta incesantemente sacándome de mis pensamientos. La botella de licor en mi mano lo decía todo, mi cabeza de sentía en una montaña rusa mientras me levantaba e iba a abrir.

- Baekhyunee~

El chico al otro lado me miró confundido. Su castaña mirada bajó hasta mi mano, notando la botella de licor que se estaba deslizando entre mis dedos. El pequeño alcanzó a tomarla antes de que se cayera.

- ¿Qué carajos estás haciendo? ¿Estás ebrio?

- ¿Yo?- Me señalé a mí mismo y luego di la vuelta, dejando la puerta abierta para que pasara- Claro que no.

Pero mi veracidad se fue al caño cuando tropecé con la mesa del pasillo, cayendo de cara al suelo. Pronto las manos de mi amigo me sostuvieron por los costados, tratando de levantarme y estabilizarme.

- No te quitaste los zapatos antes de entrar- Hice notar. Él, al contrario bufó y con dificultad me dirigió hacia el mueble de mi sala.

- Eres idiota, cómo vas a embriagarte así- Riñó dándome un leve golpe en la cabeza mientras me acomodaba entre los cojines. Reí por lo tierno que se veía enojado.

- ¿Quieres un po-poco?- Cuestioné buscando la botella debajo de mi brazo, al no encontrarla lo fulminé con la mirada- La robaste.

- Sep, lo hice- Aceptó la acusación y se encogió de hombros.

- Ladrón.

- Alcohólico.

Bufé mirándolo más de cerca. No entendía qué sucedía con ese enano adorable. Chanyeol lo había engañado con Kyungsoo y estaba actuando tan natural.

- Sé lo que estás pensando, idiota. Estás diciendo todo en voz alta, y no, no es que el asunto no me haya afectado, es sólo que no pienso llorar por ese estúpido. No me amargaré por eso- Quitó delicadamente el chaleco de sus hombros y contemplé la piel de su brazo níveo a medida que la tela bajaba.

Gruñí porque él tenía razón. Esas dos personas no eran dignas de nuestro amor.

Observé los abultados labios rosas del chico a mi lado, notando como se los mordía con fuerza mientras recordaba. Suspiré.

- Baek, hoy estás precioso.

Las mejillas del castaño se colorearon y golpeó mi muslo. Reí aún víctima del alcohol.

- Te dije que lo que piensas, en realidad, lo estás diciendo en voz alta.

- Esa era la intención.

- Idiota- Murmuró el bajito levantándose de su asiento y caminando al otro lado de la habitación para encender la chimenea. Sonreí un poco atolondrado por la vista borrosa y lo seguí.

El pequeño grito que soltó cuando tomé sus caderas me hizo carcajear. El mayor se giró más sonrojado que nunca, con el atizador en mano y bajó la mirada.

Dejé un suave beso en sus rosados labios antes de que él me separara con suavidad, varias lágrimas escurriendo desde sus ojos marrones hasta sus mejillas.

- Admitamos el porqué lo estamos haciendo. Sólo queremos pagarles con la misma moneda, no debemos.

Sin embargo, volví a unir nuestros labios, agarrando su nuca para impedir que se separara.

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Hey, Turn it up~

Tengo quinientos O.S que subir.

Espero les haya gustado este improvisado relato. Bye.

.👾.

You've never loved me ||Kaisoo/KaiBaek||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora