En esos tiempos en que no me podía levantar a causa de mi dolor y mi tristeza, mi alma no veía un solo rayo de esperanza, solo podía ver soledad, Las lagrimas eran por el odio del público hacia mi, cuyo fallecimiento fue hace unos días, en esa época mis 16 años no podían soportar tanta carga en mis hombros, por eso lo descargaba en lágrimas y gritos de dolor, la tristeza apenas me dejaba fuerzas para poder ir al secundario, Sus ojos mojados no me dejaban ver ni la ventana de su cuarto, solo un cuarto vacío, un cuarto blanco solo para mí, Un cuarto con una sola mesa en un rincón del cuarto.
El despertador se hizo presente con su ruido infernal, sonando una monótona canción bastante simple, una y otra vez hasta que estire mi brazo y calmé el ruido, no podía hacer como si no hubiera existiera el desprecio, solté un suspiro con pesadez y me preparé para un nuevo día, me puso mi ropa y me dirigí hacia MI vacía y silenciosa cocina para prepararme el café que saboreo cada mañana, un gusto amargo y sin sentido, que me consigue la suficiente energía para caminar 14 cuadras al colegio a falta de un auto, en el camino observe nuestra ciudad, nuestra nefasta ciudad, llena de autos haciendo sonar bocinas todo el tiempo, pájaros que no paran de cantar, gente hablando. podría seguir así por toda la eternidad, pero note algo que me llamo poderosamente la atención, una chica normal, una chica normal que media 1.73 cm (aproximadamente), era como si fuera para mi un nuevo rayo en mi ser, un rayo de esperanza que atentaba a mi triste corazón, me saludó y me quedé estupefacta, mi cabeza se lleno de pensamientos, "que linda", "¿quien sera esa chica bonita?", "parece agradable". Al llegar al colegio lo vi, la misma chica sentada en la puerta, por alguna extraña razón me miraba atentamente y con ojos preciosos, se me acerco y me pregunto cual era mi nombre, al que yo le respondí sencillamente "Rosario" y le devolví la pregunta, "me llamo Josefina, me suelen decir Jose" me dijo con una sonrisa de oreja a oreja que iluminaba todo el colegio, marcaba cierta felicidad extrema, después de eso hubo un silencio incomodo de esos que se hacen cuando la votación me da como gana...empecé a soltar lágrimas desconsolada, me pidió perdón aunque ella sabía que no era su culpa, lloraba por lo obvio, aunque su esbozo de sonrisa me devolvía lentamente el alma, con timidez le pregunté si quería ir a tomar algo y el me respondió con un detonante llamado "si", durante la clase no podía de dejar de pensar en "ella", su forma de ser, sus ojos y su atrevido corte de pelo, lo único que hacía durante las clases era dibujar en mi cuaderno su perfecto rostro.
Decidimos reunirnos en un starbucks a las 6:00 hs a conversar sobre...nosotras, después de estar un rato sentada observando a otras parejas compartir un latte, el pensamiento de que Jose no llegara me arrancó de forma abrupta el rayo que me había dado, estaba pensando en dejarlo todo y volver a mi fría y cómoda cama, cuando me propuse a dejar el nefasto lugar a medias de salir y con la puerta entreabierta escuché una voz, proveniente a la calle de en frente, levanté la mirada y la vi, era Jose toda despeinada y con una corbata con el nudo deshecho, corriendo como un huracán hacia la puerta del starbucks repitiendo las mismas y desilusionadas palabras, "perdón" "perdón" una y otra vez hasta el cansancio, le pregunté seriamente por que no había llegado a tiempo y solo me dijo "mejor me ahorro las palabras", mucha gente se lo tomaría a mal y se iría, pero yo me lo tomé con alegría y la recibí con una sonrisa, volvimos al local y nos pusimos a charlar sobre nuestras desesperantes e inútiles vidas cuyo mayor logro es seguir vivo, los movimientos de su boca me hacían babear de felicidad y rezar por nunca dejarlo solo.
