Capítulo cuatro:

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Lana insistió en venir a ayudarme a vestirme. En verdad tampoco es como si fuera algo muy relevante, solo veríamos una banda en un bar. ¿Cuál era el drama?

Despues de bañarme, acomodar de mejor forma mis mechones rojizos, y colocar un poco de maquillaje sobre mi rostro, procedí a vestirme. Llevaba una remera verde militar de mangas cortas, una falda negra que cubría la mitad de mi muslo, y una chaqueta de jean. Me puse unas botas negras acordonadas, y ya me sentía lista.

Cuando me admiré en el espejo no pude evitar moverme hacia los lados para que la falda tomara vuelo. Me sentía como una niña pequeña.

-Así seguro que tienes a Alex en un chistar detrás tuyo -sonrió con aprobación mi amiga.

Ella tenia unos jeans blancos de tiro alto, una blusa bordó que dejaba ver su vientre, y zapatillas blancas con el borde dorado. Ella también podría conseguir a quien quisiera.

-Gracias, pero no tengo necesidad de que Alexander esté detrás de mí -asumí. 

Me gustaba la rara situación en la que nos encontrabamos, pero sentía no conocerle, así que no tenía necesidad de intimar tanto. ¿O si?

-Oye vieja, cálmate -dijo de broma.

Pronto Dylan pasó por nosotras y fuimos en caminando hacia Loxi. No tardamos más de diez minutos hasta que llegamos al local. Había bastante gente, para mi sorpresa. Vi rostros conocidos, y algunos ni tanto. Al fondo, iluminado por luces incandescentes, estaba un pequeño escenario. Sobre él ya estaban colocados algunos instrumentos, así como dos guitarras, un bajo, batería y teclado.

Con los chicos nos acercamos a una mesa redonda pequeña, con tres taburetes al rededor. Nos sentamos, y Dylan fue directamente a la barra por algo para beber,  y quizás algo con que llenar nuestros estómagos.

-Esta tarde me llegó una invitación para estar en el comité del baile de graduación -comentó Lana con entuciasmo cuando el morocho regreso con tres vasos.

-¿Qué es esto? -pregunté a Dylan. Lana también se veia curiosa.

-Licuado de frutilla con ron. Nada significante. Resulta que no venden comida, solo tragos -sonrió de costado, apenado.

-Hola... ¿Chicos? -Lana sacudió su mano ante nuestros rostros, sus ojos abiertos con indignación. -Estaré en el comité del baile -sonrió esperanzada.

-Oh, sí. Lo siento -me disculpe. -Oye, eso es genial -le sonreí con entuciasmo.

-En verdad estoy super emocionada -y se notaba aquello.

-Felicidades Lany -le guiñó un ojo. Lana sonrió avergonzada, y dio un trago a su bebida. -Creo que ya comenzará.

Y era cierto. Las personas se voltearon al frente e intentaron guardar silencio. La iluminación central se apagó, dejando solo las luces empotradas en la pared encendidas. Eso le daba al lugar un aspecto relajado e intenso al mismo tiempo. El escenario, el cual si estaba con buena iluminación, fue tomado por cinco chicos. Entre ellos, Alex.

La música que tocaban era buena. No entendía exactamente que decían las canciones, pero algo de ellas me fascinaban. También hicieron dos canciones acústicas, y el ambiente se volvió tan relajante y sereno, que sentí una extraña sensación de paz. Me provocaba paz escuchar esa música.
Alex estaba al frente, cantando algunas canciones como principal, y otras como corista.

Ese Alex que yo veía alli, era diferente.

El Alexander que conocía era tímido, inseguro, callado.
Sin embargo, con la guitarra colgada al hombro y un micrófono en frente era lo opuesto. Se veía seguro y confiado de lo que hacía. Orgulloso de si mismo. Lucia atractivo, debía admitirlo.

Una pequeña puntada de celos se infiltró en mi organismo al ver como otras chicas lo miraban con fascinación.  Así como yo. Pero esa sensación fue remplazada por una pequeña sensación de victoria. Él me quería a mí, al menos eso aparentaba. Y cuando en medio de una canción se encontró con mis ojos, me guiñó. Eso fue lo que me dio la seguridad, aunque no sabía de qué, aún.

Lana me codeó, haciéndome saber que ella también lo había visto.

Una vez que la música terminó, el local estalló en aplausos, y vitoreos. Muchas personas se acercaron al frente del escenario, para felicitar a los músicos. Yo no me sentí en la confianza de hacerlo, así que me perdí en el fondo de la segunda bebida que Dylan trajo, terminando rápidamente con ella.

De pronto los focos que iluminaban el escenario se apagaron, dando por concluido el show. Algunas personas se fueron, otras solo se quedaron allí conversando, justo como mis dos amigos lo hacían.

Una mano grande cubrió mis ojos por completo. Al principio debo admitir que me asuste, pero luego reí al notar quien era.

-No es gracioso, Alex -reí. Lo cual parecía una contradicción.

-De hecho sí, un poco -quitó su mano de mi vista, y me besó la mejilla.

-Me gustó mucho lo que hicieron -le sonreí. Lana concordó con un asentimiento.

-¿Puedo enseñarte algo afuera? -dijo, y me tendió la mano. Yo acepté sin decir palabra.

Tomados de las manos, y bajo la mirada de muchas personas a nuestro alrededor, lo seguí hasta afuera del local. Me encontré con que cualquier rastro de sol había sido eliminado del cielo, y que la oscura noche acechaba sobre nuestras cabezas. Una brisa sopló, haciendo cosquillas en mis piernas desnudas. Con mi mano libre toqué el borde de mi falda, repentinamente nerviosa.

-¿Qué querías mostrarme? -cuestioné. Me golpeé mentalmente por ser tan anciosa.

-Sólo quería estar a solas contigo un poco, espero no haberte desepcionado -rescó su nuca soltandome la mano. Sentí extrañar su calor en el momento que lo hizo.

Reí por lo bajo, y me abracé un poco buscando un poco más de calor, esperando que Alex interpretara mi acto. Me sentí un poco tonta al respecto. Lo miré a él, y me limité a imprimir en mi mente cada fracción de su rostro y cuerpo. Estaba con la cabeza inclinada al cielo, observando las estrellas. Sus ojos parecían brillar ante aquel acto, algunos mechones caían sobre su frente, y su boca estaba levemente abierta. Sus hombros estaban tensos, pero no parecía desagradado con la situación.

-Aunque, ¿sabes qué? Sí tengo algo para mostrarte -lo miré curiosa. -¿No crees que la luna se ve impresionante?

Me paré a su lado, nuestros brazos rozándoce suavemente. Eventualmente, la luna sí estaba hermosa.
Alex abrió la boca para decir algo, pero no fue así. De repente se veía más nervioso que de costumbre.

-Oye, acabas de cantar frente a setenta personas, ¿y tienes nervios de hablarme a mí? -bromeé, esperando alivianar el ambiente. Él sonrió.

-Es diferente, difícil de explicar.

Lo miré directo a los ojos en busca de alguna respuesta a lo que realmente quería decir, y la encontré. Supe con solo una mirada las cosas que no se animaba a decir. Sentí un hormigueo en el estómago, cuando él me tomó de la mano y me giró para quedar en frente de él, acto consecuente, lo besé.

Le tomó un par de segundos aceptar el impulso que me había llevado a besarlo, y cuando lo hizo, se dejó llevar completo. Mi mano libre pasó suave por su pecho hasta llegar a su nuca, profundizando un poco. Ya era mi momento de tomar la iniciativa con respecto a la situación. Él soltó mi mano, solo para posar ambas en mi cintura, y me concentré el disfrutar el momento.

Sus labios suaves sobre los míos, y su aliento a menta. El roce de sus manos en mi cintura me provocaban escalofríos, y me causaba cierto placer acariciar el pelo de su nuca. La suma de todo aquello provocaba una sensación de plenitud en mi estómago y me sentí propiamente dichosa. Definitivamente me gustaba Alex.

Tal vez no sabía mucho sobre que quería de él, pero definitivamente esta situación debería repetirse.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2016 ⏰

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