Terapias 2 y 3

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Es viernes, me he quedado dormida y nadie me ha despertado pero no tengo fuerzas para ir a clase. Me pongo en pie y escucho gritos. Mamá está hablando por teléfono. Me acerco al comedor para escuchar algo. Ha llamado desesperadamente a Barbara, dice que ya no sabe qué hacer conmigo, que estoy muerta en vida. Varios minutos más tarde cuelga y yo voy corriendo hacia la habitación, me meto en la cama y me hago la dormida.
-Dana vístete que nos vamos -me quita las sábanas con una mano y con la otra me deja una bandeja con un vaso de zumo y un sándwich de jamón y queso en la mesita de noche- voy a llamar a tu padre y avisarle de que salimos, quiero que te comas esto antes de que vuelva.
Observo durante unos segundos la bandeja, cojo el zumo, hacía tiempo que no olía unas cuantas naranjas exprimidas con varias cucharadas de azúcar, huele delicioso, probablemente sepa igual. Me poso el vaso en los labios, abro ligeramente la boca y me lo bebo de golpe. Cuando acabo miro el sándwich, el queso está fundido y cae hacia el plato, el jamón tiene un color rosado tostado que me llama la atención, sacudo la cabeza, lo cojo, me levanto, cierro la puerta, abro la ventana, asomó la cabeza para comprobar que no pasa nadie y lo tiro por la ventana.

Cuando mamá vuelve ya estoy vestida y "me he comido todo le desayuno" mira mamá soy una campeona como me decías de pequeña.

Aunque la consulta de Barbara no está lejos mamá no quiere que ande lo más mínimo, así que cojemos el bus. Hay que tener cuidado vaya que caminar diez minutos me haga adelgazar diez kilos y desmayarme quince veces.

Al llegar a la consulta mamá habla con la chica rubia barbie de recepción e inmediatamente la doctora aparece con la misma sonrisa de hace tres semanas.
Nos hace pasar a la sala y mientras yo guardo silencio mamá le explica cómo me comporto en casa. Barbara le comenta como quiere llevar el caso conmigo, sin presión, sin demasiadas preguntas, pero mamá se enfada y empieza a gritar diciendo que quiere otra psicóloga que me ayude de verdad.
La sala ya no huele a limón, sino a rivalidad, mamá contra la doctora.
Poco después aparece una mujer mayor con una bata como la de Barbara y la chica de recepción que nos había atendido hace apenas cinco minutos. Calman a mamá y la mujer mayor nos hace pasar a otra sala para hablar con ella, yo me quedo fuera esperando, mi cabeza ahora mismo no comprende la situación. Delante mío pasa otra doctora seguida pie unos cuantos chicos y se meten todos juntos en una sala. En la puerta hay un cartel "terapia grupal". Siento curiosidad, me levanto y me acerco y me ese momento la puerta se abre.
-¿Pasas? -me dice un chico vestido con ropa negra y ancha- vamos a empezar ya.
-Yo...ee.. no, yo estoy en otra sala.
En ese momento sale la mujer mayor, me busca con la mirada, me llama, me hace pasar al interior de la sala y se presenta, es la Dra. Morales, Pilar Morales. Me hace preguntas incómodas, a las que respondo medio verdades medio mentiras, pero mamá ya había respondido la verdad mientras yo estaba fuera. Me pesa, me mide, me hace hacer tests de personalidad, de trastornos de la conducta alimentaria y de la autoestima. Y nos cita para una semana adelante. Recomienda a mamá que coma todo lo que pueda, sin dejarse llevar por los comentarios que yo le haga, que coma sin distracciones, y que me obligue a comerme lo que haya en el plato en menos de media hora.

Cuando estamos en la parada del bus mamá me mira.
-Lo has entendido, ¿verdad? -me quedo en silencio, petrificada, me cuesta contestar.- ¡Dana! ¿Me has escuchado? ¿Has escuchado a la doctora? ¡Responde!
-S..si...
Mama está enfadada de verdad, o desesperadamente preocupada, me cuesta distinguirlo.
Durante toda la semana he estado veinte minutos moviendo la comida de un lado para otro hasta que papá me miraba por encima de las gafas, me cogía el plato y me llevaba con él a  la cocina, se quedaba delante mío de pie y con los brazos cruzados hasta que me lo comía todo en tiempo récord. Creo que merezco una medalla por toda la comida que he tragado en menos de diez minutos durante siete días, y la de calorías que habré ingerido durante cinco veces al día en una semana.

Cuando volvemos a visitar a la Dra. Morales pregunta cómo ha ido todo en casa y me pesa. "Sólo he engordado (para la doctora subido de peso con nutrientes que mi cuerpo necesitaba) 500 gramos. Me hace salir fuera y habla con mamá. Más tarde me hacen volver a pasar y me dicen que no les queda más remedio que ingresarme en el hospital. La doctora me dice que nutriólogos y un par de enfermeras valorarán mi estado anímico para valorar si debo hacer ingreso completo o parcial y me explica en qué consiste cada uno.

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2016 ⏰

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