11.

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Narra Gabriela

-¿Te arrepientes?- le pregunté mientras ambas estábamos acostadas sobre su cama. -¿Estuvo mal?- ella me rodeó con su brazos haciéndome sonreír.

-Probablemente, pero no me importa.- rió. -Eres increíble. Te vas a quedar conmigo por un largo tiempo.- me miró a los ojos y supe que decía la verdad cuando el color esmeralda que los componía parecía brillar.

Volví a sonreír. Todo volvía a ser perfecto.

***

Narra Jennifer

-Es increíble en la cama.- presumí a Karla. -Se le fue toda la timidez.

-¿Y te vas a quedar con ella después de lo que le hiciste?- alzó una ceja.

-Sí.- sonreí. -Después de hacerlo con ella ya no quiero dejarla ir.- murmuré satisfecha.

-¿Hablas enserio?

-Sí.

-¿Y le serás fiel?- se cruzó de brazos.

-Sí.- volví a sonreír.

Pero estaba mintiendo. Una hora después de que Gabriela se quedara dormida entre mis brazos entré en pánico.

Flashback

-Pensé que me habrías olvidado.- dijo ella con una mirada lujuriosa mientras me abría la puerta.

-Si te llamé significa que te equivocaste.

-¿Y tu novia?- se acercó a mí.

-No tiene que saberlo.- murmuré bajando la mirada.

¿Quieren saber la verdad? Pues aquí va... Me estaba gustando mucho Gabriela y tenía miedo, no quería separarme de ella pero tampoco quería estar atada. Quería que fuese sólo mía, pero no ser sólo de ella. Sí, soy una perra.

Una maldita perra.

Necesitaba deshacerme de esos sentimientos de amor y la mejor forma era gimiendo el nombre de otra.

-Pues no lo sabrá entonces.- cerró el espacio entre nosotras y me besó mientras me dirigía a su habitación.

Fin del flashback

-Estás muy sonriente.

Sólo soy una buena actriz, estoy muy confundida, deprimida y creo que hasta enamorada.

Le guiñé el ojo.

***

-Espera un momento Paula.- murmuré cuando escuché mi celular sonar. Ella volvió a gemir cuando saqué mis dedos de su interior rápidamente. Me incliné hacia el aparato que vibraba repetidas veces y se me ocurrió una idea mientras respondía la llamada que aplicaría después con Gabriela. -¿Hola?

-Hey.- saludó Gabriela. Su voz hermosa me hizo sonreír. Pero cuando miré a Paula desnuda sobre la cama me sentí del asco... Lo ignoré. -¿Dónde estás?

-Tomé un desvío camino a casa.- mentí. Paula se reincorporó alzando una ceja.

-¿No me vendrás a buscar hoy?- se sorprendió.

-Siempre dijiste que podías irte sola, así que decidí tomarte la palabra...- suspiré. Cada impulso de mi cuerpo quería llevarla a casa pero precisamente por eso no lo hice. Yo no quería ser esa clase de chica. Paula se acercó y comenzó a lamer mi cuello. -Pero si no puedes ir sola por esta vez yo-

-No te preocupes.- me interrumpió de inmediato. -Iré sola.- trancó.

Eso fue raro.

Paula me miró expectante mientras lamía mi cuello.

Cálida como el sol. (Yuri) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora