El amor no es lo nuestro, pero.... (Rivamika, Lemon.)

El amor y el sexo.

Mikasa 

Dicen que hay una diferencia entre tener sexo y hacer el amor...Yo sin embargo, nunca pude ver el cambio. He follado con personas que no amaba...y también con gente que amo...ahora...con Levi. él es mi novio..es un chico serio, firme en sus decisiones, a veces malhumorado y por eso lo llamo enanito gruñón, aunque se enfade conmigo. Nos conocimos en el instituto, y a día de hoy,  que yo estoy estudiando medicina, aún sigo sin creerme que este saliendo con la persona que una vez odié y que llegué a despreciar profundamente. Teníamos una competitividad que hacía que quisiéramos ganar al otro en lo que fuese...aquello tambien se aplicaba en la cama. Era como un juego sexual demasiado único...

Un día Levi vino a mi casa por la noche para que pudiesemos estar un rato juntos. la carrera de medicina me estaba dejando agotada entre tanto estudiar, apenas tenía tiempo para poder estar con él, y sin embargo, siempre terminaba invitandole yo misma para que viniese o si no, venía por sorpresa. Claramente también iba yo a su casa muchas veces, pero para mi era mejor que viniese él, ya que tenia coche y yo solo podía ir en transporte público o que Levi me recogiese en mi casa.

-Entonces qué, Mikasa, vas a seguir ahí tirada sin hacer nada? Encima que he cogido el coche para venir a verte....

-Ay, Levi..esque estoy algo cansada hoy.... lo siento.. -dije con un tono apagado, realmente se notaban las ojeras en mis ojos, los bostezos continuos  y esa mirada que se iba cerrando poco a poco. Solo pude despertar al notar sus labios en los mios, posicionándose encima mia, ya que estabamos en la cama-

-Trabajas demasiado...Ya apenas tenemos tiempo para estar juntos...y cuando vengo solo es para dormir juntos..que es como si no hiciéramos nada....-Mientras terminaba de hablar empezó a darme suaves besos por todo el cuello bajando lentamente pero volviendo a subir para encontrar mis labios y morderlos de manera juguetona, no pude evitar sonreír en aquel momento. Levi es tan mono cuando quiere atención...

-ah...bueno...mh...qué quieres que hagamos..? -Respondí, con un leve suspiro entrecortado mirándole a los ojos mientras él seguía abrazándome y achuchándome como bien sabía que me gustaba...

-Ya sabes lo que quiero. 

Y sin mas demora Levi comenzó. Ladeaba la cabeza mientras se acercaba a mi boca para besarla y unirnos en un beso fuerte ya desde el inicio, pero también lento y romántico. Poco a poco empezaba a comprender lo que era 'hacer el amor...' todo en si era más especial. Sabiendo que la persona que tenía enfrente mia, la cual estaba atacándome con violencia directamente a mis labios. Metiendo la lengua y jugueteando una a la otra de manera frenética y sexy. Aquellos besos largos y profundos que te dejaban sin aliento, que tenías que separarte para poder respirar y volver de nuevo a fundirte en lo que era la dulzura de tu amado...y sin embargo, pude ver como levi se ponia de rodillas encima mia, con sus rodillas, obviamente, a cada lado de mis caderas, para no aplastarme. empezó a recorrer con sus ojos cada parte de mi cuerpo como si estuviera viendo lo más hermoso del mundo, y mi cara...estaba roja, jadeaba por la intensidad del beso que acababamos de terminar y bajo lentamente a lamer y mordisquear suavemente mi cuello mientras sus manos, hábilmente. se deshacían de toda mi ropa. 

Después de terminar semi-desnuda en la cama debajo de el, en ropa interior, de nuevo se tomó su tiempo para contemplarme, pero un tiempo mas corto. Parecía estar deseoso de esto tanto como yo. Podía ver como en su entrepierna habia un bulto mucho mas grande de lo normal y avergonzándome un poco, decidí unirme a el acariciando esa parte por encima de la ropa mientras me él me olisqueaba y me besaba todo el cuello de arriba a abajo empezando por la barbilla y bajando hasta mis pechos, sacándome el sujetador como si fuese absolutamente nada. Levi, Jugando con mis pechos solo con su boca, usando la lengua y rodeando el pezón hacía que soltara leves suspiros y jadeos que morían en sus oidos pero que volvían a salir sin descanso, hasta que llego un punto en el que con una mano agarraba una, y con la boca lamia la otra, y su otra mano libre, se colaba dentro de mi única prenda restante.