Parte 1 - Un encuentro.

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Un terreno baldío, un ave canta a lo lejos y el sol se pone en la ciudad.

Gente presurosa por llegar a su casa con su familia o mascotas. Nadie ve a los dos extraños personajes encapuchados conversando en ese terreno baldío, nadie solo los pájaros los observa desde la rama en la que esta posado.

La persona mas alta es quien habla:

-¿Por qué nos odias tanto? No te hemos hecho nada malo para que tengas tanto odio hacia nosotros. ¿Nosotros que te dimos vida protección y un cálido vivir y así nos pagas? ¿Cazando y borrando como si fuéramos animales indeseables, plagas que merecen desaparecer de la faz de la tierra? ¿Dime porque nos odias tanto?- dijo.

Una ráfaga de viento sopla mientras el silencio se volvía a instalar entre los extraños. Unos niños pasaron por el lugar, señalando a los personajes y comenzaron a gritar que allí había personas con ropas raras pero los padres de los niños les gritaron para que no digan mentiras. Que crueldad el negar ciertas cosas porque no queremos verlas como son.

La persona mas baja, gracias al viento que agito su capa, se vislumbra que es una mujer. Seguía sin decir nada a pesar de que su oponente le seguía pidiendo que le responda . Ella levanto una mano y murmuro.

-Me habrán dado una vida, protección y cálido hogar, me habrán dado conocimientos, sabiduría, poderes, pero no pueden jugar así conmigo y pensar por un instante que no me harían daño-.

Levanto la otra mano y el viento volvió a soplar. Los niños seguían diciendo que allí había alguien pero era en vano nadie les creía.

El hombre se había quitado la capucha de su abrigo y dejo libre su cabellera de rizos rubios, la mujer pudo ver que tenía ojos azules como el océano que ella nunca tocaría.

El hombre asustado ante los ojos fríos que tenia la mujer volvió a preguntar:

-¿Por qué nos odias tanto?-. Ella sonrió de manera misteriosa. Contesto finalmente la pregunta -Quien dijo que los odio a todos, solo uno es merecedor de todo este odio- un extraño tatuaje en las manos femeninas comenzó a brillar y esa luz arrastraba al joven hacia la mujer, el hombre intento salir corriendo pero fue en vano, algo le impedía moverse de donde estaba parado, se quito la campera y desplegó un bello par de alas, quiso volar pero apenas pudo despegar los pies del suelo. Sintió como la luz lo empujaba como mil manos hacia los tatuajes de la mujer, su cuerpo se empezó a hacer inmaterial como una nube y comenzó a ser absorbido por la luz cuando estaba a punto de desaparecer, la fuerza se detuvo y se encontró de pie, de espalda a su oponente. Un escalofrió recorrió su cuerpo cuando sintió una mano pequeña apoyarse en su hombro

- Debes alegrarte de que te deje vivir- susurro ella - Dile a tus jefes que dejen de mandar por mí, ya estoy cansada de absorber tanta pureza, estoy asqueada de la maldita luz que compone su esencia, es mejor que dejen de pedir mi cabeza o los próximos desaparecerán en la oscuridad- y se dio vuelta mientras el ángel escondía sus alas y se colocaba la campera. Se acerco y la tomo de un brazo - Lamento el daño que te hemos hecho- Ella lo miro a los ojos y un rastro de humanidad brillo en sus ojos grises, sonrió con dulzura y murmuro - Es una pena que esas palabras no la dijera Rafael - y desapareció en el viento como un fantasma dejando solo al hombre encapuchado.

Ya en su casa la mujer se quito la pesada capa, se dejo caer en el suelo contra la puerta de entrada y se largo a llorar en un sollozo apenas audible, se quedo allí un rato largo hasta que se incorporo al escuchar el timbre de la puerta. Era un vecino que la había visto llegar y preocupado por la sangre que había visto en la manija de la puerta fue a preguntar si todo estaba en orden. Luego de tranquilizar a su vecino que no había pasado nada grave fue a bañarse. Cuando termino de secarse vio el agua teñida de rojo por la sangre que salía de sus manos. Recordando el pasado se largo a llorar de nuevo apoyada sobre el lavado, ya más calmada se miro al espejo y comenzó a limpiar la sangre que había llorado.

Antes de acostarse paso por lo que seria el comedor de su pequeño departamento y vio la inmensa cantidad de frasco flotando en el techo y contra las paredes. Ya había usado todos los frascos que le pudo robar a Ariadna, parte de su entrenamiento había sido aprender a condesar y manipular la energía que constituía el alma de un angel y confinarlo en las pequeñas vasijas banditas. Ya todas estaban llenas, no pensó que mandarían a tantos soldados tras ella, no le había quedado mas opción que confinar toda la energía en su propio cuerpo y se estaba saturando.

Cuando se acostó, pensó en el poco tiempo que le quedaba en esa vida mortal, debía de encontrar a Rafael pronto sino toda la luz que llevaba absorbiendo, la devoraría y se convertiría en una de ellos y por nada del mundo quería ser un ángel como él.

Otro tiempo, otro lugar.

Él la mira a los ojos y dice:

Has sido elegida para ser la mejor de nosotros...

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⏰ Última actualización: Mar 19, 2021 ⏰

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Plumas carmesí en el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora