Capítulo 1: La chica del lazo carmesí

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El peor día de mi vida, no podía soportar ver a mi madre sufrir de tal manera.
Llegamos con premura al hospital a las 3:00 de la mañana, donde fue atendida los pocos minutos.

-¿Y que tiene mi madre, doctor?-pregunté afligido.

El doctor simplemente me miro para después negar lentamente con la cabeza.

-La señora Miranda tiene SIDA, lo siento Sammuel - contestó con inexpresiva semblante.

Al escuchar esas palabras mi mundo se fue a la mierda, lágrimas se desbordaban de mis infernales ojos.

-¿Cómo explica que mi madre tenga esto?-pregunté casi gritando.

-probablemente lo adquirió de un amante - respondió con la misma expresión.

-¡No puede ser posible! -me exalte- Mi padre murió hace dos meses, desde eso mi madre no ha estado con alguien más -dije pensativo.

-Pues el VIH se puede transmitir sin necesidad de tener relaciones sexuales -añadió.

-¡Ya lo sé! ¡simplemente no puede ser! -me rehusé a creerlo.

Acudí entonces a ver a mi madre la cual ya se encontraba estable. Cuando ingrese al cuarto y la vi recostada en una camilla que a mi parecer se veía algo incomoda.

-Mamá~ -la llamé apunto de romperme en llanto.

-Acercate Sami -clamó mi apodo con una mirada a medio morir.

Me acerqué y le agarré con suavidad su mano -Verás que saldrás de esta mamá.

-Lo dudo mucho Sami -susurro viendo al techo y empezando a acariciar mi mano.

Nunca me han gustado los hospitales, siento que alguien nos mira fijamente.

-No digas eso mamá tu siempre has sido fuerte incluso después de papá -le dije.

*Flashback*

15 de octubre del 2015

Narra él señor Lara

Entre al bar "La calavera" dispuesto a hecharme unos tragos, había sido una tarde difícil después de tantas estafas »¡Já!, que idiotas« ¿Cómo pueden creer todo lo que les decimos? Si decimos que los zombies atacan al pueblo, son capaces de comprarnos armas.

-¡Cantinero! Dame lo de siempre con un extra de ron -pedí al llegar a la barra.

-Claro Sr. Lara, enseguida sale -respondió de inmediato.

Aprovechaba ver a las tantas mujeres de ahí.

-Que buen trasero -dije admirando el cuerpo de una joven.

-Aquí tienes, por favor nada de problemas -dijo Mike, mientras me miraba seriamente.

-No te preocupes -solté irónico -Al fin y al cabo soy la ley.

Disfrutando de mi helada bebida seguí admirando aquella suculenta imagen.

-¡Aparta la vista de mi chica, imbécil! - amanezó él acompañante de aquella joven acercándose a mi.

-A ver imbécil, vele bajando a tu tono, pues estas hablando conmigo .

-¿Y quién carajos te crees tú para hablarme así, viejo?

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2016 ⏰

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