En peligro

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 Claudia solamente le sonrió, pero había algo sospechoso en el hombre, por lo que decidió hacerle más preguntas hasta llegar a la ciudad, así lo tendría un poco distraído y dejaría de oír sus molestos halagos.

-       ¿Usted vive en la ciudad?

-       No.

-       ¿Familiares? ¿Trabajo?

-       No.

-       ¿De vacaciones?

-       En realidad acabo de cambiar de parecer.

El hombre dio una brusca vuelta y se desvió hacia otro camino que no conducía a la ciudad, saco un cuchillo y amenazo a Claudia:

-       ¡Cálmese! Usted no quiere hacer esto.

-       Si te quedas quieta no te hare daño.

-       ¡Por favor deténgase y déjeme aquí!

El hombre solamente se reía y veía al ángel con ojos maliciosos. La voz de Claudia no titubeó ni una sola vez, así que le advirtió al hombre que podría arrepentirse por el resto de su vida sino detenía el automóvil y la dejaba ir. El hombre desistió de la advertencia de la joven.

Los grandes y grises ojos de Claudia empezaron a ver fijamente al hombre, y súbitamente empezaron a brillar. El hombre la miró con miedo y asombro, sus pupilas se dilataron y el iris de sus ojos se torno negro; detuvo la camioneta y giro lentamente su cabeza al vidrio panorámico del automóvil

-       ¡Humano necio! Ahora tú harás todo lo que yo te diga.  

-       ¿A dónde desea ir?

-       Llévame a la ciudad, ¡Ahora!

Que Angelito más DiablitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora